Mieres / Langreo,

José A. ORDÓÑEZ

España ha quedado fuera del grupo de países que liderará la investigación sobre captura y almacenamiento de dióxido de carbono (CO2) en Europa durante los próximos cuatro años. Ocho estados de la Unión Europea (UE), entre los que no está el español, participan en el programa «Decarbit», una iniciativa incluida en el séptimo programa marco de investigación de la UE, que estará en la vanguardia de los procesos de experimentación sobre tecnologías de secuestro de CO2 en el continente y que, a la vez, se encargará de acelerar la puesta en marcha de las doce grandes plantas de referencia que Bruselas tiene previsto autorizar antes de 2020.

El secuestro y el almacenamiento de CO2, el gas que más contribuye al efecto invernadero, resultan claves para lograr una combustión limpia del carbón, aspecto que todos los expertos consideran imprescindible para que el sector pueda seguir desempeñando un papel destacado en la dieta energética nacional y europea. El hecho de que España no participe en el programa comunitario que liderará la experimentación en este campo no sólo supone un handicap para los distintos equipos de investigadores sobre captura de CO2 del país, entre ellos el del Instituto Nacional del Carbón (Incar) de Oviedo, sino que resta opciones para que Bruselas le conceda una de las doce plantas de referencia continental. En principio, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero parece decidido a pujar porque una de ellas se establezca en la Ciudad de la Energía de Ponferrada, donde tiene previsto invertir en torno a 190 millones de euros, aunque varias voces, entre ellas la del veterano sindicalista José Ángel Fernández Villa, secretario general del SOMA-FIA-UGT, le reclaman que también luche para que una de estas instalaciones tenga su sede en el Principado.

Villa sostiene esta reivindicación en los importantes avances logrados por los investigadores del Incar. Un ejemplo. El programa «Decarbit» tiene entre sus objetivos principales la creación de tecnologías que abaraten y hagan competitivo el precio de la captura de CO2, dándose la circunstancia de que el proyecto sobre el que trabajan los expertos del Incar destaca por ser el más económico de cuantos se han desarrollado hasta el momento.