Mónica R. GOYA

M. R. G.

Jaime Izquierdo, escritor y asesor del Ministerio de Medio Ambiente, ofreció ayer la ponencia «Ciudad y campo mano a mano: la construcción de un nuevo contrato social y territorial», en la Casa de la Buelga de Ciaño. Izquierdo propone una visión de la agricultura como actividad económica y como una parte más de la rutina diaria de aquellos que viven en ciudades.

El escritor afirmó que «la forma de producir que ahora llamamos sostenible se mantuvo en España hasta la década de los sesenta, cuando la gente comenzó a emigrar a las ciudades». Izquierdo citó la película «Surcos», del director José Antonio Nieves Conde, en la que se muestra una cruda mirada al éxodo rural de los años 50, y que, según él, refleja muy bien «lo que significó el éxodo rural de aquellos años».

Izquierdo destacó que «agroalimentariamente ya no hay relación directa porque ya no comemos lo que tenemos a nuestro alrededor» y añadió que «el campo y la ciudad han roto la relación, hay una desvinculación total, y un buen ejemplo es que para muchos niños de Madrid ver una vaca es algo exótico». Expuso el ejemplo de la ciudad canadiense de Vancouver, en donde más del 40 por ciento de la población cultiva huertas situadas a las afueras y reconoció que «en Asturias hay muy poca reflexión sobre el campo, y más teniendo en cuenta que en Trubia, a doce kilómetros de Oviedo, aún bajan los osos a comer cerezas. Está claro que hay que repensar las metrópolis asturianas».

Izquierdo insistió en aclarar que «el mantenimiento del campo es responsabilidad de todos y no sólo de los que viven allí, hay que ser conscientes de que buena parte del futuro de la agricultura pasa por la ciudad». Así, habló de tres tipos de campo «el periurbano, el intensivo, y el abandonado o el de los campesinos» y señaló que «a partir de estos tres tipos podemos definir su estrategia económica, al periurbano le corresponde una economía de enclave, a la agricultura intensiva una economía de escala y a la campesina, una economía de alcance».

El escritor langreano afirmó que «las cuencas producen muchísima agricultura, pero ni la conocemos, y estas huertas forman parte de nuestra historia». Y concluyó su ponencia haciendo un repaso de los diferentes paisajes de la geografía española, desde los invernaderos andaluces hasta los pastos de Pola de Lena, pasando por los castañales de la sierra de Cádiz o los viñedos de la isla de El Hierro.

Además, quiso exponer la problemática de los parques naturales y los parques de ciudad, que, según Jaime Izquierdo, «tienen un director de parques, unos operarios, jardineros, que se ocupan de mantener en buen estado el parque, mientras que los espacios declarados parque natural tienen un director pero apenas hay nadie que los mantenga, se quedan a la deriva» y añadió que «se trata de sustituir el abandono rural por una reactivación del sistema».

La doctora y profesora de la Universidad de Alicante, Teresa Ruiz Cantero, impartió en Sotrondio una charla titulada «Investigación médica y mujer». En la conferencia, incluida en la IV Escuela de Verano de San Martín del Rey Aurelio, Ruiz destacó la necesidad de hacer estudios clínicos con mujeres y no sólo con hombres, ya que, a su juicio, «en muchos casos el curso de la enfermedad es diferente dependiendo de si se trata de un hombre o una mujer».

Ruiz afirmó rotunda que «es necesario cambiar esos valores y estructuras que discriminan a la mujer». La médica continuó su ponencia explicando que «son muchos los estudios clínicos que hay sobre la salud reproductiva, como si las mujeres sólo fuéramos ovarios o útero; sin embargo, por ejemplo, sobre el hígado hay muy pocos estudios hechos con mujeres, siempre son hombres».

Ruiz también trató el tema de la menopausia. No dudó al explicar los riesgos de las terapias hormonales sustitutivas y recomendó «mirar los beneficios, pero también las consecuencias de los medicamentos, porque todos tienen efectos secundarios» y añadió que, «por ejemplo, quitar las caloradas de la menopausia con la terapia hormonal sustitutiva puede costar muy caro, ya que aumenta considerablemente el riesgo de padecer cáncer».

La profesora afirmó que «en la medicina hay un sesgo de género» y manifestó que «no creo que los profesionales sanitarios quieran atender peor a las mujeres que a los hombres, pero es algo que ya aprendemos desde que estudiamos la carrera de medicina, ya que es ahí cuando nos enseñan a diferenciar entre hombres y mujeres, por ejemplo en los libros de medicina hay muchas más imágenes de hombres que de mujeres».

Por último, Ruiz destacó que «en ocasiones los tratamientos no funcionan porque en los ensayos clínicos se estudian a hombres solamente, y después se recetan esos mismos medicamentos a mujeres también, y claro, a veces también surgen dudas ya que hay medicamentos que se cruzan con las hormonas», concluyó.