Moreda (Aller)

Hace una semana, la Sociedad Humanitarios de San Martín de Moreda, galardonada en 2007 con el premio «Príncipe de Asturias al pueblo ejemplar», dio a conocer el nombre de los colectivos premiados con sus galardones anuales, que recayeron en la asociación de pescadores allerana «El Maravayu» y la Asociación Mierense de la Cocina Solidaria, «Amicos». Unos premios «muy merecidos», tal y como destacó la presidenta de la entidad, Esperanza del Fueyo, quien afronta su último año al frente de los Humanitarios.

-Es la tercera edición de sus galardones anuales, ¿cree que ya se encuentran consolidados?

-Todavía hay que trabajar mucho para darlos a conocer aún más, ya que sólo estamos empezando el camino. Por el momento, no nos podemos quejar del número de candidaturas presentadas, que se han hecho de acuerdo a las bases y con un alto contenido. Además, se ha multiplicado el número con respecto al año pasado. Por poner el ejemplo del premio «Espiga de Escanda de Oro», que reconoce la tradición cultural, llegaron candidaturas de todos los puntos de la región y, además, de variada temática, algo que nos satisface en gran medida. De hecho, espero que en años posteriores podamos premiar otros temas, como la minería o la orfebrería, que también tienen su tradición. También he de decir, que hemos contado con candidaturas que de verdad merecen la pena y que no han logrado el premio en esta ocasión. A ellos los animo a que vuelvan a intentarlo el próximo año.

-¿Qué cualidades de los premiados conquistaron finalmente al jurado?

-En el caso de «El Maravallu», lo que acabó de decidir al jurado fue la difusión que están haciendo de la trucha autóctona, que fue recuperada por ellos, y su labor enseñando a los más jóvenes cómo pescar con caña a la manera tradicional. También tienen el valor del cuidado del medio ambiente y su apuesta por la limpieza de los ríos. Aún así, he de decir que el premio estuvo muy reñido. En el caso del galardón «Colmena de Oro» a la solidaridad, que recayó en «Amicos», lo que más pesó en el jurado fue cómo se iniciaron hace diez años. Empezaron de la nada y con mucho esfuerzo y, a día de hoy, desarrollan una labor muy importante en Mieres. También pesó mucho su trabajo de forma altruista.

-El colectivo «Amicos» ha llegado a afirmar que la crisis les ha tocado de forma muy directa, ¿ocurre lo mismo con la Sociedad de Humanitarios?

-Nosotros lo venimos observando desde hace dos años, antes de que se hablase tanto de la crisis. Veíamos a personas a la hora de desarrollar nuestra labor solidaria que no eran habituales y ya empezamos a darnos cuenta de que algo ocurría. Ahora pasa lo mismo, sin ir más lejos, la pasada Navidad, cuando realizamos la entrega de ropa a las familias necesitadas, notamos que se había incrementado muchísimo el número de solicitante con respecto a otros años. Además, tuvimos que doblar esfuerzos, pero contamos con un equipo de trabajo que se preocupa y realiza su labor con ilusión, lo que te ayuda a tirar para adelante.

-Volviendo a los premios, los Humanitarios también han recibido numerosos galardones a lo largo de su historia, ¿en qué lado se siente mejor?

-Es compensatorio. Es muy grato entregar premios a otras personas o entidades porque ya sé lo que es sufrir esperando ese reconocimiento. Algo así nos ocurrió con el premio al Pueblo Ejemplar, que fue algo muy importante, no sólo para nosotros, sino para todo nuestro entorno. Cuando entregas un galardón te sientes muy bien, porque es estimulante que reconozcan que haces algo por los demás. Además, es estupendo que la sociedad abra sus manos para recompensar a otros. Pero también sería hipócrita decir que no me gusta recibir premios. Cuando recibo un galardón para los Humanitarios lo hago en nombre de todos los que pasaron por esta entidad desde su fundación. En ese caso, me siento un mero mecanismo de una maquinaria que viene trabajando desde tiempo inmemorable.

-Tras sus premios anuales, ¿qué toca ahora?

-Entregarlos, que será durante la semana cultural Joaquín Rodríguez Muñíz, que se celebrará del 7 al 11 de junio. Unas jornadas en las que también celebraremos el concurso de monólogos Pepe Campo y entregaremos nuestra medalla de honor a Abel García, uno de los primeros socios de los Humanitarios. Abel es una persona que siempre ha estado dispuesta a colaborar, y no hay nadie mejor que él para obtener esta distinción. Cuando terminen las jornadas, tendremos el verano para descansar, aunque antes perfilaremos la muestra de música tradicional y las celebraciones de San Martín de Moreda.

-¿Qué suponen los Humanitarios para Moreda?

- Es una pregunta que habría que hacerle a los propios vecinos. En mi caso, como moredana, los Humanitarios siempre han sido algo excepcional y único con lo que me he involucrado desde mi juventud. De hecho, soy de las pocas personas que nunca han podido ver el desfile de San Martín porque siempre he estado dentro de él. La Sociedad Humanitarios de San Martín es algo que forma parte de la vida de los vecinos de Moreda, de lo que se hace tertulia y comentarios, y me gustaría creer que es algo de lo que puedan beber las generaciones futuras. Prueba de ello es que muchos alleranos, antes de inscribir a sus hijos en el censo, ya lo hacen como humanitario. Esto hace sentir mucho orgullo y satisfacción, y es uno de los mejores premios.

-El año que viene cumplirá doce años como presidenta de los Humanitarios, ¿piensa en el relevo?

-Por supuesto. Estoy muy satisfecha con las personas con las que he formado equipo en estos últimos años, porque han sido muy trabajadores y lo han hecho todo con mucha ilusión. De hecho, para que alguien ejerza como presidente tiene que tener que contar con un buen equipo, como era mi caso y su apoyo siempre ha sido muy importante. No creo que me vuelva a presentar a la presidencia porque hay que dar paso a las nuevas generaciones con ideas renovadas. No quiero decir que el equipo actual esté desfasado y sin ideas, pero hay que darla oportunidad a otros. En principio, la asamblea para la elección de presidente debería celebrarse en el primer trimestre del próximo año, pero con los premios anuales habrá que aplazarla hasta mayo.

-¿Le queda algún objetivo por cumplir en este año que resta?

-Siempre queda algo, pero en la actualidad tengo una satisfacción enorme porque vamos a poder poner calefacción en la sede gracias al apoyo de la Consejería de Bienestar Social del Principado. Esto ayudará a que el centro pueda acoger un mayor número de actividades con personas que realmente lo necesitan. Ahora mismo acogemos un taller de trajes tradiciones de la Fundación de las Comarcas Mineras (Fucomi), pero también se dan clases de danza, entro otros cursos. También tenemos al grupo de gaitas «La Viga Travesá», que ensaya en nuestra sede, así como la bandina de música tradicional. Por otro lado, en el centro también trabajaos como personas que tienen que realizar servicios a la comunidad, una labor con la que llevamos colaborando desde hace dos años.