Ya están lejos los años en que para establecer una llamada telefónica entre Bruselas y Sama de Langreo había que pasar por una centralita telefónica, y esperar que ésta te facilitara la conexión con la familia. Viviendo tan lejos de los tuyos, a muchos kilómetros de distancia, las llamadas telefónicas a casa eran momentos de dicha y alegría, aunque también podían serlo de tristeza en función de las buenas o malas noticias que uno recibiese... Sin embargo, lo más importante siempre ha sido, al menos para mí, el mantenimiento de los vínculos familiares, la conexión con nuestros seres más queridos, y mantener el apego a la tierra, a sus raíces y a sus amigos. No puedo describir la alegría que me producía hablar con mis padres, tener noticias de ellos, y enterarme de los pormenores familiares, así como de la vida de Sama, de mi barrio. Teníamos, principalmente, dos medios de mantener el contacto con la familia: el correo y las conversaciones telefónicas... Por supuesto, los viajes a casa eran y son un acontecimiento indescriptible.

Con el paso del tiempo y el progreso de las tecnologías de la comunicación, los intercambios desde la lejanía han realizado progresos prodigiosos. Recuerdo cuando todavía, no hace mucho tiempo, estábamos a la espera de la prensa que, obviamente, si llegaba, era con retraso.

Ese amor, ese apego por lo suyo, por la familia, por los amigos y por todo lo que uno deja cuando se sale hacia la emigración, algunos lo hemos cultivado, lo cultivamos aún, con mucho esmero. Yo he vivido, como tantos y tantos, los momentos de tristeza que genera la vida en la emigración, de añoranza, pensando con muchísima frecuencia en la familia. Probablemente cuando se llega sólo a un país que no es el suyo, lo primero que uno busca es la amistad, el calor y la solidaridad de aquellas personas que habían llegado antes al lugar que será tu tierra de acogida. Imposible reflejar en tan pocas líneas, lo que uno ha vivido todos esos años; sin embargo, a pesar de que los años fueron pasando como un soplo, mantienes la idea de volver algún día a la tierra que te vio nacer, volver a las raíces que nunca abandonaste...

Pasan los años, -en mi caso hace ya casi medio siglo que salí de mi Sama natal-, pero, a día de hoy, esa espera del retorno no desaparece de mi mente, aún sabiendo si algún día llegará... Lo que sí puedo decir es que gracias a asociaciones como «Langreanos en el Mundo» hemos conseguido mitigar en parte esa sensación de estar desconectados, al margen de nuestra tierra. «Langreanos en el Mundo», nace, entre otras cosas, para fomentar, agrupar y acercar lazos entre los langreanos que vivimos fuera y, al mismo tiempo, en tanto que ciudadanos responsables deseando, de alguna manera, ser partícipes y actores desde la distancia de la vida sociocultural de nuestro municipio. «Langreanos en el Mundo» ha sabido aprovechar las posibilidades que ofrece internet para crear un espacio virtual, aglutinante de la diáspora langreana. Se trata pues de una asociación de nuevo tipo, que por sus numerosas actividades (imposible de numerarlas en tan corto espacio) se ha ganado la simpatía y la confianza de la sociedad langreana. No se sabe muy bien, hasta que uno vive alejado de los suyos, lo que significa constatar que tu gente, la que vive en Langreo, te ofrece el cariño y apoyo generoso que tan bien nos caracteriza. Tengo que decir en este escrito que me siento orgulloso de haber nacido en Langreo, en Sama concretamente, y aprovecho la ocasión para transmitir a los langreanos, a los que estáis ahí, mi agradecimiento, y pienso también en el de todos los asociados a «Langreanos en el Mundo», por todas las atenciones, que son muchas, para con nuestra asociación que también, conviene recordarlo, es vuestra.

A través de «Langreanos en el Mundo» nos ha llegado recientemente un mensaje: Démosle todo nuestro apoyo a la iniciativa de conceder a la Fiesta de nuestra patrona, La Virgen del Carbayu, el rango de fiesta de interés turístico regional. Excelente iniciativa que apoyamos todos los langreanos sin distinción.

Quiero terminar deseándoos a todas y todos unas felices fiestas , para que las disfrutéis con vuestras familias y amigos. Los que no podremos estar ahí con vosotros os recordaremos con mucho cariño y probablemente, por qué no decirlo, con alguna lagrima recordando a nuestros seres más queridos que nos han dejado para siempre.