Madrid / Mieres / Langreo, Modem Press / M. Á. G. Madrid, M. P.

La huelga de la minería se prolongará de forma indefinida al acabar sin acuerdo la reunión de sindicatos y patronal con el Ministerio de Industria, celebrada el martes en Madrid, para buscar una solución al futuro del sector. La tercera jornada de paros convocados en las últimas dos semanas se cerró ayer con un seguimiento total en los pozos y hoy, en la cuarta jornada de huelga, los mineros están llamados a una marcha por las calles de Madrid y a una concentración frente al Ministerio. Sin embargo, FITAG-UGT y CC OO acordaron ayer que el paro se vuelva indefinido a partir del viernes debido a la «cerrazón» y la decisión inamovible de Industria de no aportar más recursos para ayudas a la producción lo que, según las centrales, aboca al sector al cierre. La huelga irá acompañada de un recrudecimiento de las movilizaciones.

Los sindicatos manifestaron ayer su decepción con el resultado del encuentro mantenido con Industria. Así lo expresó el secretario general del SOMA-FITAG-UGT. José Ángel Fernández Villa, para quien la postura del Gobierno «se puede definir pura y duramente como el thatcherismo llevado hasta sus últimas consecuencias», en alusión a las políticas de la ex primera ministra del Reino Unido, Margaret Thatcher, que trató de reducir el poder de los sindicatos e impulsó el cierre de las minas en ese país. «Esta es una decisión política más que económica», argumentó Fernández Villa, «porque es inaceptable tratar de justificar la posición del Gobierno como consecuencia de la crisis, cuando los anexos de los Presupuestos contemplan ayudas para el sector del automóvil y manufacturado de 200 millones y más de 20.000 millones para el rescate financiero de Bankia, y los que vendrán».

Fernández Villa también se refirió a las palabras de Rajoy, cuando indicó que todos los sectores habían sufrido recortes, citando expresamente al eléctrico. «No podemos más que analizar la evolución del sector minero desde el punto de vista de los beneficios empresariales, y compararlo con el sector eléctrico. Solamente durante el primer trimestre del año 2012, las principales empresas del sector eléctrico, ganaron 2.110 millones de euros», apuntó Villa, que acusó al Gobierno de tratar de ganar tiempo «situándonos ante hechos consumados, desde el engaño y la mentira».

El líder sindical también mostró su rechazo a las declaraciones del presidente de la Asociación de Empresarios del Transporte «por su falta de respeto al ejercicio del derecho de huelga y manifestación» e hizo un llamamiento «al conjunto de la sociedad asturiana y de las comarcas mineras, a que colectivamente se tome conciencia de la situación actual».

Por su parte, CC OO, que tampoco entiende que haya dinero para Bankia y no para las minas, criticó la «irresponsable actitud» del Gobierno. Maximino García, responsable de la Federación de Industria en Asturias, aseguró que «no queda más remedio que ampliar las movilizaciones ante una agresión del Gobierno que pretende acabar con el sector». También demandó una amplia respuesta social ya que «las comarcas mineras se están jugando su futuro».

Asimismo, el secretario estatal de Industrias Extractivas de la Federación de Industria, Juan Carlos Álvarez Liébana, acusó al Gobierno de querer extender «una cortina de humo» sobre el conflicto minero «convocando, una tras otra, reuniones vacías de contenido».

Apenas duró cuatro horas y probablemente fue el encierro más corto de la minería, pero dejó síntomas de fisura en la unidad de acción sindical. A las 22.45 horas del martes finalizaba, sin acuerdo, la reunión con Industria para buscar una solución al futuro del sector. Los representantes sindicales comenzaron a evaluar la situación. El secretario general del SOMA, José Ángel Fernández Villa, y el Secretario de Minería de FITAG-UGT, Víctor Fernández, aseguraron entonces a este periódico que «vamos a proponer a los compañeros de CC OO quedarnos encerrados». En ese momento, el responsable de minería de CC OO, Juan Carlos Álvarez Liébana, respondió diciendo «probablemente», a un SMS de LA NUEVA ESPAÑA que decía: «¿Os vais a quedar encerrados?».

Para entonces un inspector de Policía ya había advertido a los sindicalistas de que si no abandonaban el Ministerio a las 00.30 horas serían desalojados. El líder del SOMA propuso quedarse dentro del Ministerio lo que, en principio, fue aceptado por CC OO. «Resistiremos hasta que nos echen», afirmó rotundo Víctor Fernández.

Era medianoche y se daba por hecho que la Policía desalojaría en breve a los sindicalistas. La prensa preparaba sus cámaras de fotos y vídeo para dejar constancia gráfica de una imagen de impacto: Diez dirigentes sindicales siendo desalojados por la policía, de noche y por la fuerza, del Ministerio de Industria.

Pero llegaron las 00.30 y la 01.00 y la 01.30... La Policía no aparecía y los sindicalistas seguían en la novena planta de Industria. «Deliberando» y «preparando» la gran manifestación de hoy. En esto, el jefe de seguridad del Ministerio se acercó a los «encerrados» para decirles que las cosas habían cambiado: «No os vamos a sacar. Os podéis quedar el tiempo que queráis porque no vamos a facilitaron la foto de ser desalojados por la Policía».

La situación había dado un giro de 180 grados y Villa, propuso mantener el encierro y salir coincidiendo con la que se espera multitudinaria manifestación, que finalizará a las puertas del Ministerio. Liébana afirmó que no serían ellos «quienes pusieran fin al encierro», pero que consideraba «que su lugar estaba afuera, en la calle, dirigiendo y gobernando las movilizaciones» por lo que se mostró partidario de abandonar el Ministerio. Además de por sus compañeros de sindicato, las tesis de Liébana fueron apoyadas por los responsables de FITAG-UGT de Castilla y León y Aragón. Sólo el número dos del SOMA, Pepe Barriada y Víctor Fernández, se sumaron a la propuesta del veterano dirigente sindical y éste, «en aras a la unidad de acción» aceptó dar por acabado el encierro. Eran las 2.40.

Un día antes, con los encierros en los pozos Candín y Aller ya habían surgido los roces.