Langreo / Mieres,

L. M. D. / P. C.

Las Cuencas no tienen una orografía especialmente propicia para el aprovechamiento extensivo de los recursos forestales, pero aún así su riqueza maderera podría estar mucho mejor explotada de lo que está. Así se recoge en el Plan Forestal para la Comarca de Pola de Laviana, un documento elaborado por el Principado de Asturias para conocer en qué estado de aprovechamiento se encuentran los bosques. De las 63.053 hectáreas de bosque fácilmente explotables existentes en la comarca, se aprovecha menos de la mitad de su capacidad maderera, estimada en unos 70.000 metros cúbicos de madera y residuos forestales susceptibles de ser aprovechados.

La comarca de Pola de Laviana que se ha estudiado incluye los concejos de Laviana, Caso, Sobrescobio, Aller y Lena, los municipios de las Cuencas con una mayor riqueza forestal. Los cinco concejos suman una superficie arbolada y de monte bajo de 100.384 hectáreas, de las cuales el 62,81% son aprovechables con relativa facilidad. Estas hectáreas de bosque podrían producir anualmente, y siempre ateniéndose a una explotación sostenible, unos 70.000 metros cúbicos de madera. La producción, sin embargo, es de unos 30.000, bastante menos de la mitad.

Las dos únicas especies de árbol que se están aprovechando en las Cuencas son el castaño (en su gran mayoría, el 97%) y el haya (3%). Se trata prácticamente de un monocultivo del castaño, pese a que, además de esta especie, también existen abundantes bosques de otros árboles madereros, como el roble. Esta explotación se hace además única y exclusivamente para la obtención de madera. Otras actividades en auge para el aprovechamiento forestal, como es la recogida de material para el uso de pellets, el combustible de las cada vez más habituales calderas de biomasa, es inexistente. Por el momento, la madera que alimenta estas calefacciones proviene principalmente del pino y del eucalipto, y no de las especies más arraigadas en Asturias. Un estudio realizado en su día por la Fundación Asturiana de la Energía (Faen) estimó en unas 20.000 toneladas anuales la producción de biomasa para pellets susceptible de conseguir en las Cuencas.

En los últimos años, desde los Ayuntamientos, y en colaboración con el Principado, se han ido poniendo en marcha distintos programas forestales encaminados a mejorar la calidad de la población del castaño (el árbol «estrella» en producción maderera, que además puede aprovecharse para la actividad agroalimentaria), una especie muy afectada por la llamada enfermedad del chancro. En Sobrescobio se llevó a cabo el primer programa piloto, con la limpieza y mejora de zonas arboladas, un plan que ahora va a desarrollarse también en Caso, en la zona de los montes Allende y Bañante y Guariza de Abantro. Además, por su parte, la empresa minera Hunosa, en su área de diversificación económica, propuso la posibilidad de crear una central de biomasa forestal en las Cuencas.

Ese último proyecto está ligado al plan de reforestaciones que tiene en marcha la empresa estatal minera en antiguas explotaciones de carbón a cielo abierto. Hunosa, a pesar de los recortes económicos, destinará este año 2,5 millones a su plan forestal. El proyecto medioambiental de la hullera se lleva el principal montante dentro de la partida de inversiones de 9,9 millones aportado por la Sociedad Estatal de Participaciones (SEPI) en Asturias. El plan tiene un coste global de 5,15 millones de euros distribuidos en varias anualidades, aunque es 2013 el año en que se realiza la mayor aportación. Durante los dos años siguientes, la hullera desembolsará un millón de euros en total, la mitad en 2014 y el resto en 2015.

El plan incluye la plantación de 1,2 millones de árboles entre 2008 y 2015, periodo de vigencia del proyecto. Las plantaciones se llevan a cabo en las 3.000 hectáreas de terreno que suman las antiguas minas a cielo abierto de La Braña del Río, La Matona, Mozquita, L'Abeduriu, San Víctor, El Cantil y Coto Bello, ubicadas en los valles del Nalón y el Caudal. Durante los últimos meses los trabajos se centraron en la antigua mina de La Braña del Río, en Langreo, y Hunosa ya está tramitando los permisos para continuar con los trabajos en L'Abeduriu, en San Martín del Rey Aurelio.

El programa de reforestaciones se inició en 2009 como una acción más del plan de empresa 2006-2012 acordado por la dirección de Hunosa con los sindicatos mineros. La compañía ya plantó cerca de 150.000 árboles en más de 160 hectáreas de antiguas minas a cielo abierto de las Cuencas. El objetivo de estos trabajos es recuperar la calidad ambiental y paisajística de las superficies afectadas por la explotación minera, disminuyendo el impacto visual de los taludes restaurados y recobrando el potencial forestal de esas zonas. Además, esos árboles supondrán un sumidero de CO2 en una zona con importantes emisiones (debidas, entre otras causas, a la producción de energía eléctrica en centrales térmicas de carbón) y podrían ser aprovechados en el futuro como biomasa para proyectos energéticos.