Al nuevo plan de empresa de Hunosa le ha llegado la hora de la verdad. Tras los primeros escarceos sin ningún acercamiento entre los sindicatos y la dirección de la hullera, incluido un breve encierro en la sede de la compañía en Oviedo de los representantes del SOMA y de CC OO, ambas partes han sentado las bases para entablar la que será, sin duda, la negociación que definirá si tiene futuro más allá de 2018 o si después de 51 años cesa su actividad. El sector minero en general y Hunosa en particular tienen ante sí un incierto futuro plagado de obstáculos. La normativa europea vigente cesa la vida de las minas no competitivas dentro de cinco años. Pero antes de recorrer ese periodo, deben superar el acelerón en los recortes de ayudas impuesto por el gobierno del PP, el deterioro que ha causado en las empresas, las reticencias de las compañías eléctricas a comprar carbón nacional y la reciente sentencia del Tribunal General Europeo que ha rechazado los recursos de las comunidades carboneras españolas contra la decisión de que las firmas que alcancen la rentabilidad y puedan sobrevivir tengan que devolver las subvenciones recibidas, situación que las abocaría al cierre. Sin olvidar el escenario general de crisis de España, que limita sobremanera los recursos financieros disponibles, y un Plan de la Minería 2013-2018 que ha comenzado a incumplirse desde el mismo momento de su firma.

En este escenario, la negociación de Hunosa no se presenta fácil. Hasta ahora ha cumplido el guión previsto, incluso repetido de anteriores ocasiones: un inicio con las posiciones de partida distanciadas y enfrentadas, unas primeras reuniones sin apenas avances, el encierro (denominado eufemísticamente asamblea permanente) de los representantes sindicales en la sede de Hunosa durante doce horas la madrugada del 20 de diciembre y la búsqueda de un amplio apoyo político e institucional para comenzar la partida real.

Tras estos escarceos iniciales dos bases permitirán asentar desde ahora las negociaciones. El acuerdo alcanzado por ambas partes, en realidad una mera declaración de buenas intenciones sobre qué dialogar, y la declaración institucional apoyada por todos los grupos en la junta General del Principado, incluido el PP, que anteriormente había sido aprobada en los ayuntamientos mineros. Si de verdad va a ser tenida en cuenta, debe fijar la hoja de ruta de la negociación. Los sindicatos han fijado sus líneas rojas: intentar salvar algún pozo más allá de 2018, como parte de una hipotética reserva estratégica de carbón; evitar cualquier salida traumática de trabajadores (despidos), bien a través de prejubilaciones o manteniendo la actividad en la compañía con actividades de diversificación; pactar un plan creíble de nuevas actividades al margen de las mineras en campos como la ingeniería, la biomasa, la geotermia....; y que la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), dependiente del Ministerio de Hacienda, participe directamente en las negociaciones.

Este último punto tiene una trascendencia mayor de la aparente. Cualquier acuerdo que se adopte en Hunosa debe ser refrendado con financiación por parte del Gobierno central para ser creíble, y el dueño de la caja de caudales es Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda. Los sindicatos consideran que la capacidad de la dirección de Hunosa, presidida por María Teresa Mallada, es muy limitada. Cualquier propuesta debe ser consultada con Madrid, antes de una contestación. La presencia de representantes de la SEPI agilizaría las negociaciones.

La declaración suscrita por unanimidad por el Parlamento asturiano, el pasado jueves, en defensa del sector y del futuro de Hunosa merece la pena tenerla presente y mantenerla en la memoria pues debería establecer el camino de la negociación. Consta de seis puntos genéricos:

1. Que, dada la importancia y necesidad de la empresa pública Hunosa para estos territorios, se establezcan los mecanismos que permitan la continuidad y futuro de la empresa más allá de 1 de enero de 2019.

2. Que en el Plan de Empresa que en estos momentos se encuentra en fase de negociación se promueva, al igual que lo hace el Marco de Actuación (Plan de la Minería 2013-2018), las condiciones para la competitividad del mayor número posible de explotaciones, contribuyendo al mantenimiento de una producción de carbón autóctono que permita garantizar cierto nivel de producción de electricidad que, apoyando la seguridad de suministro, contribuya al desarrollo de fuentes de energías renovables.

3. Que en el marco del próximo Plan de Empresa, Hunosa se contemple la diversificación de la actividad minera como complemento a la actividad tradicional.