Urbiés respiró ayer tradición. Una tradición que se lleva manteniendo durante los últimos 25 años. Y es que el Certamen del quesu de Urbiés llegó ayer a sus bodas de plata. Decenas de personas quisieron acompañar a los productores durante una soleada mañana, en la que el gran ambiente reinante fue un acicate y un gran regalo de cumpleaños para el certamen.

Más especial si cabe es este certamen debido a que quedan muy pocos productores del quesu de Urbiés. Una variedad que es muy atractiva para los amantes de los quesos fuertes. Su potencia de sabor, con ligeros toques amargos, es una delicia para aquellos que lo prueban. Para los menos queseros, solo con olerlo puede ser "fatal".

La actividad mañanera empezó ayer en esta pequeña localidad del Valle de Turón a las once, donde los y las más fieles acudieron a la tradicional misa. A continuación, al mediodía, se daba el pistoletazo de salida al certamen, que, al igual que en los últimos años no vino solo. Lo acompañó su hermano pequeño, en edad, puesto que solo lleva tres ediciones. El mercáu asturianu fue un complemento perfecto para las decenas de personas que se acercaron hasta los puestos. Como en toda buena fiesta asturiana que se precie, no faltó la sidra, ni el vermú. Una sesión en la que se repartió los bollos a los socios y en la que también se realizó la puya'l ramu.

Todavía quedaban fuerzas ayer para bailar. Y eso que la noche del sábado fue larga. La tarde sabatina comenzó emocionante en la carpa, con la retransmisión de la final de la Liga de Campeones entre el Barça y la Juventus. A las once y media de la noche, después del fútbol y las celebraciones de los culés, comenzaba una larga verbena con la orquesta Tekila como grandes protagonistas. Un espectáculo que animó a los más jóvenes, pero también a los más veteranos de Urbiés. Junto a Tekila, también actuó "Taxi".

Ayer, después de la comida, los que más aguante demostraron todavía se dejaron ver por la última de las verbenas, que comenzó a las seis de la tarde, y que estuvo amenizada por el grupo "Da Silva".

Así las cosas, tras tres días de ajetreada actividad, la parroquia de Urbiés volverá hoy a la normalidad. A su tranquila calma diaria. Lo hará, eso sí, después de haber celebrado las bodas de plata de su certamen del quesu. Veinticinco años de celebración, cuyos organizadores esperan a buen seguro que pasen otros 25. Y es que, como dice el mierense Víctor Manuel, 50 años no es nada.