Era el año 2005. Conchi Muñiz acababa de ser mamá y no se dedicaba aún a la hostelería. Rememora que pasó el invierno de paseo, "tranquilamente", con su hijo en un carrito al que siempre le sobraban mantas. Un año después puso en marcha el negocio y, hasta ahora, había tenido más suerte: "Sí es cierto que hubo campañas mejores y peores, pero lo raro de este invierno es que no se prevé ninguna nevada gorda que asegure la actividad en las estaciones", destacó. Va tirando con el restaurante, al que no le faltan clientes que llegan a Felechosa para disfrutar de una jornada de senderismo con temperaturas agradables. La falta de nieve, no obstante, mantiene el alojamiento vacío y ha mermado la plantilla estacional. Este año aún no ha contratado a nadie para limpiar el hotel ni para ayudar en la cocina.

Las calles de Felechosa no tienen rastro de nieve y están desiertas. El año pasado, por estas fechas, las aceras eran un trajín de botas de descanso y esquís reposando en las fachadas. Cuesta encontrar a alguien en el pueblo y los negocios se ven más oscuros. Sólo en Felechosa hay tres empresarios dedicados a la venta y alquiler de material de deportes de invierno. Suman cinco locales. En uno de ellos, en la tienda Skimal, está Clara Varela.

Está detrás del mostrador, esperando por unos clientes que no llegan. "Tuvimos algo de movimiento los cinco días que estuvo Fuentes abierta, ahora no entra nadie", lamenta la dependienta mientras coloca unos gorros de invierno en un estante. Ya están en rebajas.

La tienda tiene vida cuando llegan los esquiadores. Cuando los coches paran a la puerta y algún debutante reclama asistencia para alquilar un par de esquís. O cuando algún despistado olvida las gafas y el casco en casa: "La gente del pueblo no esquía, si no hay nieve estamos perdidos", lamenta Varela. Ella está contratada a jornada completa y hay otra chica con contrato a tiempo parcial. Otra compañera está en casa, esperando por un trabajo que llegará si la estación de Fuentes se cubre de blanco.

El complejo allerano, separado de Felechosa por el puerto de San Isidro (doce kilómetros), está verde. Verde como en primavera. El hotel restaurante La Braña, en La Raya, es uno de los alojamientos más reclamados para la "semana blanca". La semana pasada era un hervidero de chavales ávidos de nieve, con más de cien escolares alojados y en el comedor. El cierre de Fuentes ha sumido el establecimiento en un silencio sepulcral. Se escucha algún tenedor en el plato, hay seis comensales, y la tele de fondo. Fernando Cordero, responsable del establecimiento, no se anda con rodeos: "La cosa va muy mal", afirma. Esta última semana registró la cancelación de 158 escolares de toda Asturias.

Y los que llegarán si la nieve no aparece. Se sienta en la barra y se resigna porque dice, con razón, que "en el tiempo nadie manda". Forma parte de la directiva de "Aller Experiencias", una asociación de hosteleros del concejo que reclamó a la Dirección General de Deportes el alquiler de una máquina para la generación de nieve artificial sin electricidad. Les pusieron pegas porque el sistema cuesta 15.000 euros por semana y, con las altas temperaturas, nadie puede asegurar que la idea resulte.

"No hay dinero para eso", reconoce Cordero. Cede su reclamación para la máquina de nieve artificial, pero no olvida que la entidad de hosteleros ya ha reclamado a la Dirección General de Deportes que amplíe la temporada. Sobre todo, quieren aplazar el cierre de la "semana blanca", previsto para el 5 de abril. Cuando la nieve llegue, aprovecharán hasta la última gota.

Los hay que ponen buena cara al mal tiempo. En San Isidro, la Diputación de León mantiene abiertos doscientos metros de la pista de debutantes para aprovechar el complejo hasta que llegue una buena nevada. Esta semana, la estación recibió a un colegio de Vigo. Cuarenta alumnos y tres profesores que decidieron no cancelar su viaje, a pesar de la falta de precipitaciones. "Queríamos probar los esquís y aprender unas nociones básicas. Lo hemos conseguido y ha sido una buena experiencia, aunque hubiera estado mejor con más nieve", aseguró José Ramón Rey, uno de los docentes. Un ensayo, su primera "semana blanca". Esperan volver el año que viene y deslizarse por kilómetros de pistas.