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El deterioro sin freno de Venturo

El edificio del primitivo pozo que acogía una compañía cartográfica acumula seis años sin actividad y presenta un avanzado estado de abandono

Las paredes del inmueble evidencian el alarmante estado de deterioro de la instalación tras seis años sin actividad. FERNANDO GEIJO

La humedad y los desconchados tiñen de negro y ocre las blancas paredes del edificio principal del pozo Venturo. Las instalaciones, que no hace tanto daban cobijo a una prometedora empresa de cartografía, asentada allí gracias al imán de los fondos mineros, se han convertido en un páramo desolador, sin actividad desde hace seis años y sin síntomas de que vuelva a recuperarla a corto plazo. Algunas de las persianas metálicas muestran signos de haber sido forzadas y marcos, zócalos y puertas ejemplifican de forma evidente el progresivo deterioro ocasionado por el abandono del edificio. Sólo se ve vida en el exterior, donde algún vecino acude a darse un paseo por la zona ajardinada y la plaza del castillete se ha convertido en un improvisados aparcamiento de vehículos todoterreno y remolques para trasladar caballos.

Las instalaciones de la extinta Venturo XXI, ahora propiedad de un banco, dan la imagen de un mausoleo en el que hay enterrados más de tres millones de ayudas públicas, entre fondos mineros y "créditos blandos" de diferentes instituciones. La compañía cartográfica llegó a alcanzar los 124 trabajadores, unas contrataciones incentivadas por las subvenciones que no se ajustaban a la carga de trabajo real. Según certificó el administrador concursal, la firma estuvo mal concebida desde su creación, en el año 2005. La sociedad comenzó a perder dinero en una caída libre que no pudieron detener los expedientes de regulación de empleo (ERE) y las sucesivas reducciones de capital. La plantilla llegó a recortarse a 73 empleados, el mínimo fijado para no tener que devolver los fondos mineros.

Cierre

A pesar de los intentos por reflotar la actividad, Venturo XXI entró en concurso de acreedores en abril de 2010 y poco después despidió a toda su plantilla. La firma cerró con una deuda de 5,1 millones . El juzgado encargado de conducir el concurso intentó reducir esa deuda vendiendo las instalaciones y los bienes de la empresa, pero no hubo compradores. El edificio es propiedad en la actualidad del Banco Popular, el principal acreedor de la cartográfica.

Después de seis años sin actividad, el abandono de la instalación es patente para cualquiera que se aproxime a los ventanales o se dé un paseo por los alrededores del edificio. La recuperación de las antiguas oficinas de Venturo XXI como espacio empresarial no sólo requeriría llegar a un acuerdo con su actual propietario sino realizar un desembolso en la rehabilitación del inmueble, ubicado en la Güeria Carrocera.

Mientras el deterioro del edificio principal de la antigua explotación minera avanza, el Ayuntamiento de San Martín ha puesto sus ojos en los terrenos próximos al pozo, en los que pretende desarrollar un polígono de industrias agroalimentarias. Se trata de una parcela de unos 30.000 metros cuadrados. El Consistorio ha solicitado fondos mineros para este proyecto.

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