El valle de Turón ha perdido mucho en los últimos cuarenta años. Ha perdido población, unos 20.000 vecinos desde principios de los setenta. Se ha quedado sin pozos de carbón, cuando llegó a tener más de 200 bocaminas abiertas. Ha visto como cerraban las empresas impulsadas por la reindustrialización, con ambiciosos proyectos fallidos como Diasa y Construcciones Metálicas Urueña. Y al final, de tanto perder, ha perdido hasta el nombre. El Ministerio del Interior ha desoído el llamamiento de los vecinos para que el topónimo local no desaparezca de los documentos oficiales.

Han pasado ya tres años desde que la sociedad civil turonesa se movilizara para intentar que Turón siguiera existiendo como "entidad singular". El activo movimiento asociativo local se lanzó en el otoño de 2013 a una última batalla. Esta vez la lucha no era para evitar el cierre de minas ni para reclamar inversiones. Simplemente querían defender su viejo y más apreciado estandarte. Una plataforma ciudadana surgida espontáneamente recogió más de 3.600, en un valle que no llega ahora a los 5.000 habitantes, para que el nombre de Turón siguiera presente en los documentos oficiales, incluido el DNI. Se buscó la mediación del Ayuntamiento y se presentó un escrito en la Delegación del Gobierno. También se mantuvieron contactos con Instituto Nacional de Estadística (INE), entidad que llegó a plantear una solución relativamente sencilla para el problema.

El INE concluyó en octubre de 2013 que para desenterrar el topónimo bastaría con que el Ayuntamiento trasladase a la Delegación del Gobierno y al propio instituto estadístico una petición oficial para que Turón reciba el tratamiento de "entidad singular". De esta forma, los turoneses recuperarían su identidad perdida. "Hasta donde sabemos el Ministerio del Interior no autorizó el procedimiento", explica Julio Marcos Rodríguez, uno de los impulsores de la campaña de recogidas de firmas: "Ni tan siquiera se dignaron a responder a nuestro escrito, algo que pensamos que deberían haber hecho cuando menos por cortesía", puntualiza este vecino. Transcurridos tres años, los turoneses se debaten entre la resignación y la rabia. "Estamos un tanto desilusionados, pero somos un pueblo peleón y estudiaremos retomar las protestas", señalan los portavoces de la plataforma surgida en 2013.

En su momento los funcionarios que se encargan de tramitar la renovación del DNI explicaron a los vecinos, de manera informal, que el problema radica en que Turón, a efectos legales, no existe como localidad. Lo cierto es que este nombre se ha dado históricamente al valle mierense, pero sin que a afectos legales tenga presencia en el mapa más allá de ser la cuenca de un río. Los vecinos, por su parte, saben perfectamente dónde empieza y acaba el lugar que los vio nacer: "Turón existe, con sus límites conocidos, y todos los vecinos, tanto los presentes como los ausentes, consideran que todo el valle es un pueblo, la localidad de Turón, con sus barrios y núcleos habitados", señalaron los portavoces del movimiento vecinal.

Los turoneses aseguran no entender el motivo por el que las administraciones decidieron desechar el nombre de Turón: "En los carteles indicativos de las carreteras pone Turón y en la partida de nacimiento de todos nosotros también", apuntan los promotores de la campaña de recogida de firmas.