El "botellón" no está muerto en Mieres. Las asociaciones de vecinos de la Calle Covadonga y el barrio de La Villa -entidades en pleno proceso de fusión- denuncian la organización de "quedadas entre menores" para beber en la zona de ocio durante el fin de semana. Exigen a las fuerzas de seguridad con influencia en el casco urbano que incrementen la vigilancia en el lugar y al Ayuntamiento que cuide el aspecto de la localidad: las calles amanecen cada lunes plagadas de restos de la "fiesta". En el entorno de la Casa Duró, afirmaron ayer, los restos se acumulan durante varias semanas.

"No hay por donde pasar", afirmó ayer el presidente de la asociación de vecinos de la Calle Covadonga, Manuel Prados, caminando por el entorno de la Casa Duró. Según explicó, "aquí se ponen los viernes y los sábados, a última hora de la tarde. Los vecinos de la zona están aburridos porque hacen un estruendo que no se puede aguantar". Lo mismo ocurre en otros lugares fuera de la zona de ocio, como en el paso subterráneo en las inmediaciones del puente de La Perra, lleno de basura y con muy mal olor, y también en el parque Jovellanos.

Los que participan en los botellones de la zona de ocio, asegura Prados, "son chavales muy jóvenes, son menores de edad". Es por eso que el presidente de la asociación vecinal considera que "es necesario incrementar la vigilancia de la venta de alcohol y de su consumo en plena calle". Las llamadas a las fuerzas de seguridad son constantes, aunque los vecinos aseguran no recibir la respuesta que esperan: "La Policía Nacional sí hace algunas patrullas, pero el cuerpo municipal no nos hace caso", afirmó Prados. El portavoz vecinal considera que "esa falta de atención" está ligada a un conflicto entre algunos agentes del cuerpo y el gobierno local: "A una vecina le dijeron que esa queja tenía que planteársela a Aníbal (en referencia a Aníbal Vázquez, alcalde de Mieres)".

Temen las consecuencias del "botellón". Las que más les preocupan, afirmó Prados, están relacionadas con la salud de los participantes: "Sabemos que estos encuentros para beber pueden terminar muy mal", sentenció. También la "mala imagen" de Mieres que pueden llevarse los visitantes. "Tu vienes a dar un paseo por aquí, ¿y qué piensas?", clama Prados señalando los restos del "botellón": varias garrafas de cinco litros, con restos de calimocho, botellas de bebidas blancas y un carrito de supermercado.