El poblado de Bustiello es un paraje tranquilo, bucólico, en el que parece que el tiempo se detiene. Poco importa que llueva o que haga sol, el aspecto del pueblo es siempre parsimonioso. Pero ayer en Bustiello había agitación. Las zonas ajardinadas estuvieron toda la mañana llenas de niños, mientras los adultos curioseaban por el entorno, un espacio que pronto será Bien de Interés Cultural (BIC). De repente, todos entraron en la iglesia sin que las campanas llamaran a misa. Una gran cortina de plástico a la entrada del templo indica que algo anormal estaba pasando dentro. Y es que el director mierense Luis Trapiello rodó ayer en Bustiello varias escenas del que será su primer largometraje, que lleva por título "Enterrados".

Algo más de medio centenar de personas se dieron cita ayer en Bustiello para actuar como figurante. "Esperábamos algo más de gente, pero nos hemos arreglado bien y todo se ha desarrollado con normalidad", explicó el propio Luis Trapiello durante uno de los pocos respiros que se tomó a lo largo de la mañana. Este director novel ha invertido más de cuatro años en llevar a la pantalla "Enterrados", una historia sobre un grupo de mineros que se quedan atrapado en una mina asturiana a 600 metros de profundidad. El rodaje de la película, que comenzó en Gijón, se desarrollará durante las próximas semanas en las cuencas mineras y otras localizaciones asturianas. La cinta está protagonizada por el actor argentino Joaquín Furriel y la catalana Candela Peña. Ninguno de los dos estuvo ayer en Bustiello: "Es una pena, ya que esperábamos conocer a Candela, que es una actriz que nos encanta, pero la experiencia ha sido fantástica de todos modos", apuntó a media mañana la ovetense Carmen García.

En Bustiello se rodaron ayer dos escenas. Una recreó un funeral y la otra conllevó convertir el centro de interpretación del poblado en una escuela. Por eso había tantos niños. José Ángel López, de Langreo, fue uno de los figurantes que estuvo en la iglesia: "La escena puede que dure un minutos o dos, pero estuvimos una hora, ya que la toma se repitió unas veinte veces", explicó. "Y todo para que al final salga un segundo como mucho en la película, pero no me arrepiento de haber venido".

El que seguramente tendrá un cierto protagonismo en el montaje final es Manuel Rosete. El coordinador del área de Cultura del Ayuntamiento de Langreo, además de colaborar en la logística de la película, se enfundó ayer una sotana y asumió el papel del cura que oficiaba el funeral. "Tenía que leer un texto religioso y, de tanto repetirlo, casi me lo aprendo de memoria", apuntó al final del rodaje con buen humor. Los responsables de la película fueron ayer celosos a la hora de custodiar el argumento. Aún así, la escena rodada en la iglesia de Bustiello, con media docena de féretros alineados junto al altar, resultó bastante esclarecedora.

Alicia Alba y su hija Emma Montes llegaron desde Villaviciosa para participar en el rodaje: "Conocemos a Luis (Trapiello, el director) y nos apetecía mucho ver todo esto. Nos lo hemos pasado muy bien", indicaron. También disfrutó de la experiencia Rogelio Mejido, uno de los guías mineros que trabaja en el Pozo Sotón. "Cuando bajamos con los visitantes a la mina siempre hacemos un poco de teatro, por lo que se puede decir que ya tengo algo de tablas", señaló entre risas. Acudió a Bustiello acompañado de su novia, Sofía Pérez, y de su sobrina, la pequeña Tamara Muñiz.

En los próximos días, el rodaje de "Enterrados" se trasladará precisamente al Pozo Sotón (San Martín del Rey Aurelio). "Nos han dicho que rodarán abajo varias escenas, pero no lo sabemos muy bien". De momento, el equipo de la película ya tiene preparado el atrezzo para simular el trabajo en la mina: "Nos pidieron un martillo y luego me enseñaron la réplica; de no ser por unas marcas que había hecho en el mango no los distingo", destacó Mejido. El cine hace que la separación entre realidad y ficción se desvanezca.