"Hay que aprovechar lo bueno que tiene lo antiguo", manifestó Elvira Fernández García, más conocida como "Viri del Llar", la acreditada guisandera de San Román de Candamo, en la charla titulada "Emprendedoras de hoy y de ayer. Historias de mujeres" . El encuentro se enmarcó en el ciclo de actividades de las XI Jornadas Culturales "Joaquín Rodríguez Muñiz" que organizan la Sociedad Humanitarios de San Martín y el Ayuntamiento de Aller, con la colaboración del Club LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas.

"Viri del Llar" hizo en su disertación un homenaje a las mujeres emprendedoras, muchas de ellas viudas de guerra, que en los años 40 y 50 del pasado siglo, en tiempos de escasez, sacaron adelante a sus familias con imaginación, determinación y esfuerzo. Eran las conocidas como "tratantas" y "guisanderas". "Mujeres de Mieres, Moreda, de toda la cuenca minera, llegaban a Candamo a comprar para después vender. Yo, de niña, lo veía como una aventura cuando en realidad se trataba de la lucha por la supervivencia a través del estraperlo", explicó Viri, que ve a estas mujeres como pioneras de las relaciones comerciales y el marketing. "Se dedicaban al trueque y al intercambio en condiciones durísimas, en penosos viajes en tren o a pie, en constante riesgo de que la mercancía fuera requisada, expuestas a abusos y a los chivatazos".

En lo relativo a las "guisanderas", expuso que "se trataba de mujeres, principalmente solteras, que dominaban tanto la gastronomía como la homeopatía, representantes de la diversidad culinaria de cada lugar de Asturias y capaces de organizar banquetes allá donde las llamaran, adecuando, incluso, las cuadras como salones de bodas y bailes. Llevaban unos baúles cargados de vajillas, cazuelas e ingredientes. Cocinaban para decenas de personas: serían los actuales "food truck". Eso ya lo hacían las "guisanderas" hace 70 años". "Algunas llegaron a ser contratadas por los indianos, lo que produjo que la cocina asturiana integrase elementos propios de la americana". "Fueron tiempos de solidaridad, pero también de traiciones", recordó. "Todas estas mujeres, las tratantas y las guisanderas, fueron empresarias emprendedoras en las circunstancias más difíciles que uno pueda imaginar. La historia de cada una de ellas sería un relato. Por ello, cada vez que tengo que tomar una decisión pienso en lo que me enseñaron esas personas que pasaron por mi vida". La cocinera, que reconoce ser Viri para lo creativo y arriesgado y Elvira para lo prudente y serio, no oculta su orgullo de ser "emprendedora tardía, de haber sacado a mis tres hijos adelante y de vivir de acuerdo a mis convicciones" y llama a la generación presente a buscar la felicidad en el trabajo. "Si pasamos la mitad de la vida trabajando, la mitad de nuestra felicidad depende de ello. Pies en la tierra y amor por lo que se hace" aconsejó Viri, que finalizó diciendo que "le debemos mucho a la nueva cocina, pero ésta nos debe las bases que proporciona la cocina tradicional".