"Hizo un giro extraño, se dio cuenta de que se había hecho daño, y ya se cayó hacia el río". Así resumen los compañeros lo sucedido ayer en Murias, cuando un operario de una empresa de telefonía tuvo que ser rescatado después de caerse cuando trabajaba en la sustitución de un cable tras sufrir una lesión en la rodilla. El hombre, que presentaba un traumatismo en la articulación, fue trasladado en perfectas condiciones hasta el Hospital Álvarez-Buylla.

Eran poco después de las once de la mañana cuando por el centro de Mieres pasaban a toda velocidad tres vehículos de bomberos en dirección al tanatorio, ubicado en la localidad de Murias, justo enfrente del antiguo hospital. Las sirenas y el número de vehículos hacía presagiar algo peor, aunque finalmente todo quedó en un angustioso rescate.

El suceso se produjo cuando un hombre que estaba trabajando junto a dos compañeros en la sustitución de un cable de telefonía en la parte trasera del tanatorio sufrió una caída. "El terreno estaba resbaladizo, y vimos cómo hacía un mal giro y ya se cayó hacia el río", relata uno de los compañeros que rápidamente fue a auxiliarle. Los otros dos operarios intentaron sacar al herido a una zona con mejor acceso, pero les fue imposible. Fue entonces cuando llamaron al servicio de emergencias.

El SEPA movilizó a seis miembros del equipo de bomberos, que se trasladaron con el vehículo de primera salida, el furgón multisocorro y la autoescalera.

El propio trabajador, que estaba en el margen del río, les explicó que se había enganchado en la maleza y había sufrido un giro en la rodilla. La maleza de la zona y el desnivel dificultaban el acceso, por lo que los bomberos utilizaron una camilla nido, que previamente aseguraron con una cuerda, y portearon al afectado. Además, uno de los bomberos tuvo que cortar con una motosierra el seto de la parte trasera del tanatorio para poder sacar por ahí la camilla. El herido, plenamente consciente, fue trasladado al hospital. En el rescate también participaron la Guardia Civil y la Policía Local.