María Bembibre Mouriz es una mamá de diez y una estudiante de matrícula de honor. Cursó el ciclo superior de Administración y Finanzas en el IES Cuenca del Nalón cuando su pequeño tenía tres años. Y consiguió una nota media de 9,69. Acudió a la entrega de diplomas a los mejores expedientes, organizada hace unas semanas en el Ayuntamiento de Langreo, con el pequeño Adrián de la mano: "No es un premio sólo para mí. También es un premio para toda mi familia y mi marido, por lo mucho que me han apoyado". Y dejó un mensaje para las mamás que están considerando retomar los libros: "Es posible si quieres de verdad y si tienes una red de apoyo".

Hace dos años que María Bembibre se planteó volver a estudiar. "Toda mi trayectoria laboral es acorde a esta Formación Profesional, así que quería titularme", explicó ayer, con su diploma de mejor expediente en la mano y vigilando al pequeño Adrián mientras jugaba en el parque. Sabía que su situación requería de un esfuerzo extra: "En todo momento conté con el apoyo de la familia y de mi marido, sin ellos no sé si hubiera podido", afirmó.

Quizás sí, pero hubiera sido muy difícil igualar las notas con las que terminó su formación. Un 9,69 de media, la nota más alta dentro de la categoría de Formación Profesional de Grado Superior. Quería hacerlo bien, aunque no disponía de tanto tiempo: "Con un niño ya se sabe que es muy complicado. Cuando empecé en el IES Cuenca del Nalón, Adrián tenía tres años". Ahora tiene cinco.

Su secreto, durante los dos años de formación, fue alejarse de las distracciones. "Si tenía dos horas para estudiar, tenían que ser tres horas de verdad. No dos horas de estudiar y una de distraerme", explicó. Así que se armó de constancia y orden para "aprovechar al máximo el tiempo que tenía para los libros". Además tenía un calendario muy completo, que elaboró junto a su familia, para tener una rutina muy ordenada.

Sus padres y el pequeño Adrián la acompañaron a recoger su diploma, acompañado de un premio en metálico de 400 euros. El pequeño se sentó junto a ella y no la soltó de la mano cuando tocaba recoger el premio. A la salida, alguien le preguntó si estaba orgulloso: "Sí, mucho. A mí también me gusta estudiar". A ver si, dentro de unos años, él recoge otro diploma.