"El fútbol base debe estar orientado a que todos los clubes dispongan de todos los medios posibles; que estemos todos en igualdad de condiciones". Manuel Antonio Caso, presidente del Estudiantes Club de Fútbol, cree que desde hace años este principio está lejos de cumplirse en Asturias y, particularmente, en Gijón. La sanción de seis meses de suspensión que le ha impuesto la Federación, como responsable de la retirada del Primera juvenil de la competición, ha sido la gota que ha colmado el vaso. En el trasfondo se encuentra la proliferación de campos de hierba sintética, vocación del club gijonés, uno de los pocos en la ciudad que continúa sin disponer de este tipo de superficie. Esto ha llevado a que, paulatinamente, hayan perdido jugadores. Caso culpa de esto a la "dejadez" de Ayuntamiento y Federación después de que el propio presidente solicitara su ayuda en reiteradas ocasiones. "Nos están ahogando", sentencia.

"No disponíamos de jugadores suficientes. Fuimos tirando hasta donde pudimos con jugadores del juvenil B, y finalmente tuvimos que tomar esa decisión. Llevo años haciendo todo lo posible por el club, por mantener equipos para que los chavales jueguen al fútbol. Sanciones así se acusan moralmente", explica Manuel Caso tras conocer la severa decisión de la Federación. El Estudiantes, club fundado en 1969 y uno de los clásicos en Gijón, ha pasado de jugar entre Liga Nacional y División de Honor durante los últimos quince años e incluso ganar el del torneo de "Barrios", en 2002, a tener que empezar de cero. Y es que la sanción incluye que el juvenil iniciará la próxima campaña en Tercera. "Se veía venir algo así", lamenta Caso.

"Hay varias causas de todo esto. Para empezar, el Ayuntamiento nos negó entrenar en campos de hierba sintética municipales, mientras que otros clubes de fuera de Gijón, equipos de fútbol de empresas, y hasta grupos de amigos, sí pueden utilizarlos", explica Caso, que cree que el reparto de este tipo de instalaciones no está siendo equitativo entre los conjuntos gijoneses. Va más allá. "Estos campos municipales están cedidos en precario -sin coste alguno- a clubes que, además de crear equipos sin límite para explotar sólo ellos las infraestructuras, después, se benefician de alquilarlos a terceros. ¿Cómo puede ser eso?. Ahí ya entramos en otros temas, los financieros, en los que el desequilibrio está alimentado por las subvenciones", añade. El gijonés pone como ejemplo algunas de las referencias utilizadas por el Ayuntamiento de Gijón para entregar este tipo de ayudas. "Dan más a los que más tienen. Las ayudas van por número de jugadores y han añadido otro concepto como el de los méritos deportivos. Con baremos como estos es imposible que exista igualdad", apunta.

Manuel Caso lamenta que, desde que diera la voz de alarma para intentar disponer o hacer uso de un campo de hierba sintética, apenas le hayan escuchado. "Dicen que no hay recursos, pero luego te encuentras con inversiones de más de 100.000 euros sólo para mejoras de iluminación en el campo del Mortero. O con otras millonarias en la Universidad Laboral, para mover de sitio campos de hockey y construir otros de fútbol. La única solución que nos dio hace unos meses el concejal de Deportes, Pedro Barbillo, es irnos al campo de La Braña. Es decir, desplazar al club al rincón opuesto de la ciudad. La sinrazón", apunta.

Caso cree que la solución estaría en aprovechar los terrenos del Ayuntamiento en la antigua Pecuaria para crear una instalación que puedan compartir varios clubes de fútbol base. "Este club se ha visto perjudicado a lo largo de su historia por desarrollos urbanístico que han obligado a cambiar su sede. Todo empezó cuando tuvimos que marcharnos del Somió Park. Ahora, que necesitamos ayuda para disponer, al menos, de lo mismo que tiene el resto, nadie mira para nosotros. Y no somos un club que naciera ayer. Creo que por historia y comportamiento merecemos un respeto", subraya.