El Sporting, tras la racha de buenos resultados cosechados en las últimas jornadas, recibía la visita de un Nástic que lucha para salvar la categoría. Cuando la realidad es que, por plantilla, debería aspirar al ascenso; por eso, el partido se presentaba con trampa, pues la afición podía pensar que sería un juego cómodo. Cuando la realidad nos demostró que no, que el Nástic es un buen equipo, con fútbol de toque y con grandes individualidades, de medio campo hacia arriba.

En cuanto al partido, decir que el Sporting se encontró con todo a favor cuando, aún con muchos espectadores buscando acomodo en sus asientos, tropezó con un penalti que transformó Bilic.

No obstante, el Sporting estaba bastante replegado y los catalanes tocaban bien y llegaban con peligro, defendiéndose los locales con cierto orden. Así hasta que, al borde del descanso, nos empataron en un gran cabezazo. La defensa debió estar atenta.

En la segunda parte, el Sporting salió con nuevos bríos y tras una gran jugada de Sastre, en combinación con Morán, acabó Bilic otro bonito gol. Parecía que esta vez los locales mandarían, pero una falta al borde del área fue transformada magníficamente por Campano.

Otra vez cuesta arriba, pero el Sporting no se desanimó y así Omar, en una buena jugada logró adelantarnos. Pero el Nástic, con todo perdido, sacó toda la artillería y al filo del descuento Moisés logró el empate definitivo.

Fue una pena con tres goles no lograr la victoria, pero al menos no se perdió, se sumó un punto ante un equipo de calidad y se sigue en ascenso otra semana. Ahora, a pensar en el siguiente partido y en ir poco a poco recuperando jugadores que podrán ser determinantes para el tramo final, casos de Barral y Kike Mateo.