Barcelona, Francisco ÁVILA

Esta vez Joan Laporta ha tomado nota y está dispuesto a darle un nuevo impulso al Barça después del segundo fracaso consecutivo. Tras la eliminación europea y sin opciones en la Liga, en Old Trafford se escenificó el punto final de Frank Rijkaard y una renovación en el equipo.

El largo viaje de vuelta de Manchester -el equipo llegó pasadas las 5 de la madrugada- dejó unas cuantas evidencias. La principal, el aislamiento de Rijkaard, algo que ya se había vivido en el partido de ida y durante muchos momentos de esta temporada.

La directiva tiene claro que ha llegado el momento de actuar, tal y como ha admitido un miembro del equipo dirigente a «Efe». «Que estamos ante un cambio de ciclo es una evidencia. Hay que tomar decisiones», aseguró esa misma fuente.

La idea de Laporta es que Rijkaard concluyera su contrato, que vence en junio de 2009, pero ahora esa posibilidad se apunta como un imposible. Aunque nadie del equipo directivo lo admita públicamente, la principal apuesta es la de Pep Guardiola, el técnico del filial, un entrenador que se ajusta al perfil deseado desde la directiva.

En la sala de embarque del aeropuerto de Manchester, casi 45 minutos de espera adicional por un problema mecánico en el Airbus A330 que llevó a la expedición de vuelta, dieron para mucho. Rijkaard se refugiaba en un oscuro rincón, con la mirada perdida y frente a Juan Carlos Unzúe.

El holandés mantuvo una breve conversación con el director técnico, Txiki Beguiristain. Joan Laporta contemplaba la escena desde la distancia, hasta que decidió unirse a la misma y prácticamente la capitalizó.

En el otro extremo de la sala, los jugadores. Abatidos, especialmente los más jóvenes. Leo Messi, con cara de pocos amigos, se dejaba fotografiar inexpresivamente ante la petición de los numerosos aficionados que viajan con el equipo. Bojan Krkic lo vivía acompañado por sus padres. Algunos con sus familias, como Xavi Hernández; o en solitario, como Deco. Otros, en pequeños grupos como Eto'o junto a Touré y su representante, José María Mesalles.

El Barça está en la encrucijada. Aunque en el pasado, que este club pasara dos años sin ganar nada no era una novedad y sus aficionados lo vivían con resignación, después de los éxitos de la etapa del «Dream team» y la continuidad con la segunda «Champions» conquistada en París, el Barça se había acostumbrado a ganar y formaba parte de la clase aristocrática futbolística del viejo continente.

Ahora la directiva de Laporta se encuentra ante su primera gran crisis, que debe de afrontar con la reconstrucción del equipo.