Mario D. BRAÑA

Valdecuna (Mieres),

Con una semana de vida, El Molín de Valdés ya se ha metido en la rueda de la Fórmula 1. No es el mejor momento para poner a la gente delante de la televisión, pero a las dos de la tarde de ayer había media entrada en la sidrería de la parrilla recién inaugurada por Ricardo Valdés. Entre sus clientes interesados por la carrera de Turquía estaba otro ciclista, Santi Pérez, que mantuvo sus costumbres y vio la prueba en tres actos.

Santi Pérez sigue enganchado al gran Circo del automovilismo, pero lo primero es lo primero. Después de una semana pasada por agua, el corredor moscón aprovechó el soleado domingo para completar una buena sesión de entrenamiento. Eso sí, sobre las dos hizo una parada en el bar de otro amigo, en Lugones, para ver la salida y cumplir con un avituallamiento muy particular.

Tras llegar a la meta, en su casa de Oviedo, y la correspondiente ducha, otra mirada al televisor. Las cosas en Estambul seguían más o menos igual, sin perspectivas de mejora para el piloto asturiano. Por eso era buen momento para ir hacia Valdecuna, donde Ricardo Valdés había inaugurado su restaurante una semana antes. Pérez ya conocía el establecimiento, una parrilla con tres salones y una sidrería, con capacidad para 140 personas.

A esas alturas, cuando faltaban pocas vueltas para el final, el ambiente en El Molín de Valdés estaba muy apagado. El único interés de los más apasionados era la lucha por el segundo puesto. El que más y el que menos esperaba algún contratiempo de Hamilton que pudiese ser aprovechado por Raikkonen.

Santi Pérez asume este bajón de la fiebre alonsista como algo normal. «Siempre pasa. Cuando alguien está arriba se vuelca. Y cuando vienen mal dadas muchos se desentienden. Y yo me incluyo. Por ejemplo, con los baches del baloncesto. Hubo una época en la que estaba enganchadísimo, cuando jugaban Epi, Corbalán, Llorente y compañía. Después vinieron malos tiempos y ahora vuelve a pegar fuerte».

«Hasta que llegó un tal Fernando Alonso, casi nadie se preocupaba de la Fórmula 1», añade el ciclista de Vega de Peridiello. «Ahora, cuando llevamos el coche al taller, cambiamos las gomas y regulamos los motores». Por lo que ha podido comprobar desde que empezó la temporada, «la gente sigue viendo las carreras, pero más relajada. Sabemos que, salvo algo raro, Fernando andará entre el quinto y el séptimo».

Santi Pérez, que disfrutó más de una vez del ambiente en el auditorio Príncipe Felipe, seguirá pendiente de las carreras de los domingos: «Me gusta el deporte en general y, sobre todo, si hay algún asturiano al que, además, conozco personalmente. La Fórmula 1 es un espectáculo, gane quien gane». Al margen de Alonso, el moscón no tiene ninguna preferencia: «Ferrari está demostrando que va muy por delante. Massa nos está sorprendiendo, pero yo prefiero a Raikkonen. Como persona es muy frío, pero un gran deportista».

Como corresponde a un espectáculo multitudinario y mediático como la Fórmula 1, en el Gran Premio de Turquía también hubo mucho que ver fuera de la pista. Es el caso de las llamativas azafatas, que en la foto superior desfilan antes de la carrera. O de los aficionados que aparecen a la derecha, unos finlandeses que, al más puro estilo vikingo, siguen a su compatriota Kimi Raikkonen. En mayo, Turquía también se mostró plena de color y calor.