Álvaro Faes

Barcelona

Envíado Especial de La Nueva España

Domingo de carrera, mayo de 2005. Montmeló, desfile de pilotos. Fernando Alonso miraba con éxtasis hacia las tribunas desde el camión. «¿Dónde está aquí el rojo? Yo veo mucho azul y amarillo», decía lleno de orgullo. Venía de ganar en Imola, la segunda casa de Ferrari, al mismísimo Michael Schumacher y era líder del Mundial. Gracias al Kaiser, el circuito italiano había sido una olla a presión ferrarista, una gran mancha roja en las gradas para mayor gloria del equipo del cavallino. Pero en Barcelona la cosa era distinta. Había verdadera pasión ante la visita del asturiano, que ya entonces tenía pinta de que podía ganar el campeonato. Como luego pasó. «Creo que seguirá habiendo más azul», aventuró ayer el piloto, ahora bajo el paraguas italiano. Mucha culpa la tendrá la nueva camiseta de Ferrari con el mismo tono azul de la bandera de Asturias.

Colores al margen, llega el primer punto de inflexión del Campeonato. La carrera que da salida al periplo europeo (con el intervalo de Canadá) tiene de interés observar la cirugía aplicada a los coches. El F10 de Alonso aparecerá con una serie de novedades, casi todas en el apartado aerodinámico. Pequeñas mejoras que no ganan carreras pero que aportan esas décimas imprescindibles para mantenerse en el candelero. «El panorama de coches dominantes no cambiará demasiado, las variaciones dependerán más del tipo de pista que de las evoluciones en los monoplazas», explicaba ayer Alonso, recién llegado al circuito.

No serán los únicos. McLaren espera empezar a recoger réditos de su «conducto F», después de semanas de labor intensa en la factoría de Woking. En Mercedes tocan a rebato para romper con el mal comienzo de Michael Schumacher y le han dado un lavado de cara al monoplaza. Más distancias entre ejes para equilibrar el reparto de pesos y una nueva tapa del motor.

De la Rosa espera para Sauber «un paso adelante muy necesitado» gracias a su nuevo paquete aerodinámico y Jaime Alguersuari anuncia en Toro Rosso «una gran mejora». No el modesto Hispania, que se ha limitado a hacer el coche más fácil de conducir. En Ferrari seguirán probando el alerón mágico. No lo usarán hasta tener la seguridad de que de verdad gana unas décimas.

En realidad, lo que preocupa en la Scuderia es que en los últimos test de pretemporada, en este mismo circuito, los resultados no fueron demasiado buenos. «Nos espera mucho trabajo antes del sábado para ser aquí tan competitivos como lo fuimos en otras pistas», dijo Fernando Alonso.

Asegura el asturiano que ya no quiere dejarse más puntos por circunstancias como las de las carreras asiáticas. «No repetiré el error de China de salir antes de tiempo». No le fue mal al final de aquella carrera, cuarto, pero del periplo preeuropeo salió tercero en el Campeonato, a once puntos del líder Button. «Hemos tenido un coche fuerte, pero no sumamos todo los que deberíamos, así que no hay margen de error para las próximas carreras. Queremos retomar la cabeza cuanto antes», un puro reto el que se pone el ovetense.

Inevitable cuando llega la carrera de casa es el repaso a sus actuaciones en Montmeló. «El mejor recuerdo es la victoria en 2006, la única que tengo aquí. Espero repetir este año. Es mi sueño», dice. Sólo ganó una vez, pero tiene dos segundos (2003 y 2005) y un tercero (2007) tanto en su periplo con Renault como en McLaren. «Ahora quiero subir con estos colores», dice señalando el «rosso Ferrari».