Oviedo, Nacho AZPARREN

Una llamada de Fernando Sanz provocó todo. «Ricardo, tengo una oferta para ti», le debió comentar el ex presidente del Málaga al ovetense Ricardo Rodríguez al otro lado del teléfono. Y las cosas se desencadenaron a una velocidad de vértigo. Semanas después, Rodríguez firmó como consultor de la federación de fútbol de Arabia Saudí por los próximos tres años.

Ricardo Rodríguez (Oviedo, 1974) nunca pensó que su camino se ligaría a un proyecto tan exótico. La Federación de Arabia Saudí necesitaba gente con ideas para desarrollar su fútbol y la intermediación de Fernando Sanz posibilitó el acuerdo. Pocos imaginaban un desenlace así cuando en enero de este año al técnico ovetense se le presentó la oportunidad de sentarse en el banquillo del Real Oviedo.

Rodríguez no tuvo dudas. El Grupo Pegaso tenía todas las papeletas para hacerse con el control accionarial del club en una operación que se truncó por cuestiones económicas. «Mi sueño es ser entrenador», repetía entonces. «Son las cosas del fútbol. Soy joven y una oportunidad así no surge todos los días», justifica el técnico.

Cuando habla de oportunidades no se ciñe solamente a trabajar con un fútbol en apogeo. El grupo de trabajo también le llama. Frank Rijkaard es el técnico de la selección absoluta. El ex técnico del Barça llegó a Arabia Saudí en julio. Lo hizo acompañado de su cuerpo técnico, con los españoles Albert Roca y Carles Cuadrat, lo que facilita cualquier adaptación. «Ayuda que haya españoles pero también que todos tengamos la misma filosofía de fútbol», predica el asturiano.

Desde que Rodríguez llegara a Damman el pasado 19 de julio, su colaboración con la federación saudí ha sido constante. Tras unas primeras semanas de adaptación, el asturiano vivió su primera aventura en Colombia, durante el reciente Mundial sub 20. Arabia Saudí logró superar la primera fase y cayó en octavos de final con Brasil, vencedora del torneo y verdugo de España.

«Resistimos la primera parte pero luego no aguantamos su ritmo. Según me cuentan en Arabia Saudí se siguió el torneo con gran interés», relata. No era para menos. Arabia se había metido en octavos de final del mundial juvenil por primera vez en 25 años. «Me sorprendió el nivel de la sub 20. Normalmente los equipos asiáticos son completos físicamente pero les falta técnica. Pasó al revés. Era un equipo talentoso aunque no muy físico», indica.

El nivel de confianza en la labor de Rodríguez se observa en pequeños detalles. «En Colombia actuaba como asistente del entrenador -Al Koroni-. Trabajé con él la parcela táctica y estratégica. Veía los partidos desde el palco, pero bajaba en el descanso para aportar mi granito de arena», explica.

Completado con éxito su estreno en tierras sudamericanas, Ricardo Rodríguez no duda a la hora de señalar el siguiente reto: el Mundial de Brasil, en 2014. Tras superar la primera fase, los de Rijkaard deben medirse a Omán, Australia y Tailandia para pasar a la siguiente ronda. «Australia es favorita pero lucharemos con Omán por el segundo puesto», matiza.

Después de las vacaciones en Oviedo, Ricardo Rodríguez pone mañana rumbo a Damman, donde vivirá junto a su familia la aventura árabe. Mientras espera su sueño de entrenar, Rodríguez pone su granito de arena en el desarrollo de una federación en crecimiento. Pero el técnico sabe que los sueños nunca se abandonan. «Tengo 37 años. Tarde o temprano, el Oviedo y yo nos encontraremos en el camino», vaticina.