Agencias

Más de un millar de santanderinos arroparon este viernes a la familia de Manolo Preciado en el funeral celebrado en la Parroquia de los Padres Franciscanos de la capital cántabra, hasta donde se desplazaron numerosas personalidades del mundo deportivo y representantes políticos encabezados por el secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal, el alcalde de Santander, Iñigo de la Serna, y el delegado del Gobierno en Cantabria, Samuel Ruiz.

'La Salve Marinera' cantada por el coro del Barrio Pesquero y un 'va por ti Manolo' junto con un prolongado aplauso culminaron la despedida a Preciado, el hombre que "quería hacer felices a los demás", tal y como destacó en la homilía el capellán del Sporting, que concelebró el funeral con tres párrocos más, entre ellos el cura del Barrio Pesquero, Alberto Pico, gran amigo del entrenador.

El párroco de los Padres Franciscanos, que intervino en primer lugar, animó a los presentes a seguir los pasos de Manolo Preciado, quien "en situaciones límite contaba no hasta tres sino hasta diez" y "no se comía la cabeza con tonterías". "Así podremos vivir también todos, ahuyentando de nuestras cabezas pequeñeces que a veces las hacemos tan grandes que nos impiden vivir", subrayó.

El funeral se celebró en la misma parroquia en la que hace poco más de un año Preciado despidió a su padre. El capellán del Sporting sacó a colación dos libros sobre el entrenador cántabro publicados en noviembre, que "se han convertido -dijo- en necrológicas": 'Mañana sale el sol' y 'Quién mejoraría a Preciado'.

El párroco confesó que este jueves recurrió a estos dos libros para repasar "con lágrimas", la vida y "milagros" de Manolo Preciado, del que destacó su "gran andadura deportiva" y su "calidad humana", su "vitalidad y optimismo". "Gran comunicador y constructor de grupo, adorado por su equipo y siempre pensando en los demás", añadió.

De su repaso a estos libros se quedó con una frase del entrenador: "quiero hacer felices a los demás". "Es para lo que Dios nos ha puesto en este mundo, y Manolo lo consiguió, devolvió la ilusión al Sporting y a todo Gijón", subrayó.

El capellán recordó cómo el domingo 15 de junio de 2008 y el lunes 16, Preciado "lloraba de ilusión por el ascenso, como ahora nosotros lloramos de pena por su pérdida", y destacó la "explosión de dolor multitudinario de ayer tarde en el Molinón".

Preciado dedicó el ascenso del Sporting a Primera División a su hijo y su mujer, fallecidos, y a Enrique Castro, 'Quini', que se encontraba entre los asistentes al funeral junto con otras caras conocidas del mundo del fútbol como Lotina, Butragueño, Mendilíbar o los presidentes del Sporting y el Villareal.

También acudieron al funeral jugadores y exjugadores como Pandiani, Matabuena o Paco Liaño, y políticos cántabros como el expresidente del Gobierno y secretario general del PRC, Miguel Angel Revilla, o el senador del PSOE Miguel Angel González Vega, entre otros.

"PERSONIFICABA LA NOBLEZA"

El director de Relaciones Institucionales de Real Madrid, Emilio Butragueño, destacó que Manolo Preciado "personificaba la nobleza y los mejores valores del fútbol". "Todos estamos tristes, era un hombre muy querido por todos en el mundo del fútbol y estamos aquí para apoyar a la familia y demostrar nuestra solidaridad", afirmó a las puertas de la iglesia.

Butragueño subrayó que Preciado "era un hombre muy abierto y muy noble". "Merecía la pena, yo pasé ratos muy agradables con él, esa es la verdad, y estamos muy abatidos todos, pero sabemos que la vida manda sobre nosotros en ciertos aspectos", dijo.

Una llamada inesperada a la una y veinte de la madrugada de ayer sobresaltó al doctor Maestro. Los años de experiencia como facultativo alarmaron al jefe de los servicios médicos del Sporting. El nombre de Arancha, la mujer de Preciado, parpadeaba en la pantalla iluminada y a Toño Maestro se le aceleró el pulso antes de darle a la tecla verde. Al otro lado del aparato, la voz familiar pedía ayuda desesperadamente. Manuel Preciado yacía derrumbado con evidentes síntomas de sufrir un accidente cardiaco en el apartamento de Bega de Mar, El Perelló, en el término municipal de Sueca (Valencia). Maestro le recomendó que llamara al SAMUR de inmediato. Pero ya era demasiado tarde.

La muerte de Manuel Preciado Rebolledo (Astillero, Cantabria) sacudió los cimientos del fútbol español y sumió al sportinguismo en un profundo dolor. Fue un golpe inesperado, directo a las entrañas de la multitud de amigos que este cántabro universal había cultivado a lo largo de su vida. Manuel Preciado es un gijonés que nació en Astillero y se crio en el barrio pesquero de Santander.

El funeral por su eterno descanso, que se prevé multitudinario, se celebrará esta tarde (16.30 horas) en la iglesia parroquial de los Padres Franciscanos en el barrio de Perines en Santander. La misma en la que Preciado despidió a su padre y a su hijo Raúl. Antes, a la una y diez de la tarde, sus restos mortales partirán del tanatorio de El Alisal (Santander), donde descansan desde su llegada anoche procedentes de Valencia (sala 4), con destino al cementerio de Ciriego, donde será incinerado.

La muerte le sobrevino a Manuel Preciado un día antes de ser presentado oficialmente como nuevo entrenador del Villarreal, club con el que había alcanzado un acuerdo para abordar el regreso a superficie del «submarino amarillo». Preciado, que fue entrenador del Sporting durante seis temporadas, comenzó a sentirse mal el pasado lunes. Lo que parecía un virus estomacal lo tumbó en la cama y hasta tuvo que aplazar el pasado martes la firma de su contrato con el conjunto castellonense.

El miércoles, Preciado compartió mesa y mantel con Fernando Roig hijo para ultimar los detalles del nuevo proyecto. Esa misma noche, hacia las once, ya alertó a su mujer, Arancha, de que se sentía mal. Antes incluso de llamar al doctor Maestro, Arancha telefoneó a Josep Alcácer, hombre de confianza y amigo de Preciado, que reside cerca del apartamento de la pareja, para que se desplazase hasta allí. Cuando llegaron la asistencia médica y la Policía Local no pudieron hacer nada por asistirlo. Manuel Preciado ya había exhalado su último aliento.

El cuerpo de Preciado fue trasladado al Instituto de Medicina Legal Anatómico Forense de Valencia, donde se le practicó la autopsia. Allí estuvieron su representante, Fermín Gutiérrez, y el presidente del Villarreal, Fernando Roig. Posteriormente se le derivó al tanatorio de Valencia, donde fue preparado el cuerpo y desde donde partió hacia las dos de la tarde en un coche fúnebre con destino a Santander. Allí lo esperaban su hijo Manu y su madre Ana, los supervivientes de una familia marcada por la tragedia. Un melanoma se llevó a su primera mujer, Puri, y pocos meses después su hijo Raúl perecía en un accidente de moto a la edad de 16 años. El penúltimo golpe fue la pérdida de su padre, arrollado cuando empujaba su propio coche.

Antonio Maestro pasó la noche en vela y a las siete de la mañana no aguantó más. Cogió el teléfono y comenzó a dar la noticia a la gente del club. La tragedia se propagó como la pólvora y las reacciones de dolor llegaron desde todas las latitudes. A pesar de la dureza con la que lo golpeó la vida, Manuel Preciado deja tras de sí una estela de optimismo y un millón de abrazos que fue repartiendo a todo aquel que quiso acercase a él.