El nuevo presidente de la Federación de Judo del Principado, Víctor Valle "Viti", máster en Alto Rendimiento del COE, es el asturiano con mayor sintonía con Alejandro Blanco, el amigo al que aspira a aportarle deportistas para Río 2016, porque además el judo regional tiene una "asignatura pendiente" tras la retirada de José Antonio Cecchini, un "icono de ejemplaridad".

Víctor Valle (Oviedo, 18 de febrero de 1959) acaba de acceder a la presidencia de la territorial asturiana de Judo y Disciplinas Asociadas, tras una vida dedicada a las artes marciales, en las que acumula como deportista el cinturón rojo blanco, sexto dan, en judo, y el negro, tercer dan, en jiu-jitsu; como técnico fue seleccionador nacional sub'15 y regional absoluto.

Para este maestro industrial delineante, experto con nivel superior en defensa personal, la "sintonía" de trabajo en el judo autonómico es uno de los principales retos que se ha marcado en su gestión, que en el mejor de los casos no superará dos legislaturas. Una de sus primeras medidas ha sido el ya ejecutado cambio de estatutos para asegurar el cumplimiento de la nueva normativa.

Evoca a Cecchini desde la "admiración" que concita el que fuera olímpico asturiano en Moscú'80. "Es nuestro referente", subraya Viti, que le recuerda como "un portento físico, y una persona entrañable, querida y muy respetada en nuestro deporte por su ejemplaridad deportiva y humana".

Después de más de tres décadas, el Principado vislumbra la posibilidad de volver a contar con un judoca olímpico. De momento, su baza más firme, es Sara Rodríguez, una cadete de Noreña, que pertenece al Judo El Berrón, y que ha sido elegida por el COE para protagonizar, junto a otros jóvenes valores, la campaña de apoyo a la candidatura de Madrid como sede olímpica en 2020.

"Ella tiene todas las posibilidades", vaticina el presidente, apoyándose en sus conocimientos como seleccionador, que le permiten describirla como una competidora "excepcional", cuyos puntos fuertes son "dureza en el tatami, inteligencia en la pelea y pertinaz en la lucha".

Viti se convierte en el noveno presidente de la Federación asturiana, cuya entidad está a punto de cumplir medio siglo desde que la impulsara su primer regidor, Manuel Lorenzo, y lo hace con una relación de objetivos, que espera convertir en "alcanzables".

Conseguir que su deporte forme parte de la propuesta deportiva escolar, ampliar hasta 3.000 el número de licencias federativas en la región e impulsar el departamento "Judo y Mujer" generan su desvelo, pese a la experiencia que le aporta su bagaje en la territorial que ya presidió en legislaturas anteriores, y de la que fue vocal, secretario, tesorero y seleccionador.