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Fondo Norte

Fondo Norte: Tres días que cambian la Liga y una semifinal

El Real Madrid se cae porque ha entrado en crisis en la portería, en el medio y en las botas de Bale

Fondo Norte: Tres días que cambian la Liga y una semifinal

En cuestión de tres días la Liga se ha dado la vuelta. La victoria del Barcelona en Madrid ante el Real ha dejado a los blancos tocados en su línea de flotación. Dos derrotas consecutivas y un título que se aleja con la reapertura de viejos debates. Los cuervos, los buitres y las hienas acechan a Diego López, el portero blanco, que ha encajado seis goles en nueve disparos, pero que nada tiene que ver con la falta de juego en el centro del campo donde Xabi Alonso y Modric se han desplomado. Di María fue el mejor ante el Barcelona, pero la quinta tarjeta lo dejó fuera de la decepción de Sevilla donde compareció el intrascedente Illarra primero e Isco después. Entre los dos puede que no hagan uno.

¿Y qué decir de Bale, cambiando de botas cuando el Sevilla aprovechó la autopista de la banda que tendrían que ocupar el galés y el devaluado Carvajal? Cien millones en un fichaje que no se asocia con ningún compañero y que se cambia las botas mediada la segunda parte. El cambio de botas más caro de la historia.

El Barcelona llora la grave lesión de Víctor Valdés, que le llega en el peor momento de su vida deportiva, cuando está saliendo del Camp Nou y entrando no se sabe dónde. Llora la lesión del gran portero, pero celebra que el Real Madrid se ha quedado debajo. Al Atlético, por lo que sea, quizá porque los dos se enfrentan en el último partido en Barcelona, no lo consideran como el rival para el título. Pero el Atlético, a quien se le pronostica cada semana la caída, ahí sigue, ahora líder en solitario, con partidos ganados a base de pura y dura eficacia. Un gol de falta por allí, un gol de saque de esquina por allá y victoria tras victoria. El gran favorito ahora viste de rojiblanco.

La reciente historia del Real Madrid, con perdón y sin que sirva de precedente, recuerda otras idénticas y bien cercanas. En las grandes praderas rojiblancas donde ya no mora López Garai, ídolo de los Mojinos Escozios, sector viudedad, avanzan los preparativos para el duelo matinal de pasado mañana en el Estadio Gran Canaria. Son horas adecuadas, damas y caballeros, señoras y señores diputados, para sintonizar el canal historia y volver a 1978, semifinales de la Copa del Rey. Se enfrentaban Sporting y UD Las Palmas. Eliminatoria que fue asunto de Estado porque altos intereses aconsejaban que el equipo canario llegara a la final en Madrid. En la ida, tres a cero a favor de la UD Las Palmas en un partido con imnumerables oportunidades rojiblancas y un arbitraje canela fina de Soto Montesinos. El trabajo parecía hecho, y más cuando nada más empezar el partido de vuelta el canario Rivero marcaba en El Molinón. Cuatro goles a remontar para aquel Sporting que podía con casi todo. Llegó a ponerse tres a uno, con golazo de falta de Ciriaco. La prórroga (los goles fuera no valían doble) parecía inminente. Pero apareció la enorma calidad de Miguel Ángel Brindisi: vio a Castro un pelín adelantado y largó un balón a la escuadra. El Sporting había rozado la gran hazaña, pero se quedó a la orilla. La final de Copa hubo de esperar dos años. Dos años de estancia en la cumbre, aunque sin títulos.

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