"La duda es el mayor enemigo. Hay que ir a por el balón y en el área ya no sabes si el que te habla es un compañero o un rival. Fuimos a despejar los dos porque queríamos todo menos que el balón se quedara ahí". Bernardo asume su golpe con Rachid como una consecuencia más del fútbol e incluso bromea con la amplia costura que luce en la ceja derecha. "Ojalá hubiéramos sumado mis nueve puntos", explica en referencia al número de puntos de sutura que necesitó para cerrar la herida. El colombiano reconoce que se va con una sensación "agridulce" por el empate conseguido, pero advierte de que eran conscientes del potencial del rival. "Mucha gente pensaba que sería algo fácil, pero nosotros teníamos claro que no sería así. Tuvimos ocasiones y no supimos matar el partido. Ojalá hagamos buenos estos dos últimos puntos con una victoria en Mallorca. La dinámica sigue siendo positiva, porque el equipo continúa sin perder", concluye.