En las dos últimas temporadas, la ocupación de los campos de la Premier League llegó al 96,2 por ciento, un lujo en estos tiempos de sofá o barra del bar ante la televisión. Da la impresión, a la vista de los resultados de sus mejores equipos en las competiciones europeas, de que la liga inglesa está mejor gestionada en los despachos que en los banquillos o en el césped. Y que allí sí se creen eso de que los espectadores son soberanos. Porque, en vez de recrearse como artífices de la competición más rentable del planeta fútbol, siguen buscando la excelencia en todos los sentidos. Y es probable que la alcancen con la medida anunciada la pasada semana: las entradas para las aficiones visitantes no podrán superar las 30 libras (39 euros) en las próximas tres temporadas. Javier Tebas, que se ha atrevido a romper moldes en tantos aspectos, debería ir tomando nota para que haya menos butacas vacías en la Liga.