El central ovetense Iván Otero ya forma parte de la historia del Avilés como el hombre que el pasado domingo envió al larguero el penalti decisivo que, de entrar, habría dado al equipo el pase a la siguiente ronda en el play-off de ascenso de este año. No fue así y el Avilés prepara ya una nueva temporada en Tercera mientras el Lagun Onak guipuzcoano sigue en la pelea por subir a Segunda B.

Hubo otros jugadores avilesinos que también fallaron en una eliminatoria que necesitó de prórroga y de 24 penaltis para decantarse y en la que sólo se metieron 15 penaltis (7-8), pero el que queda es el del central ovetense, que acabó abatido sobre el campo. Una semana después y con la perspectiva que da el tiempo, aún le cuesta pero poco a poco va asimilando la historia. "No queda otra que superarlo", razona.

-¿Cuánto tiempo hacía que no se llevaba un disgusto similar por el fútbol?

-Quizás no tanto, pero este fue muy grande. Y más por la gente que por mi porque el trabajo de todo el año se ve reflejado en ese momento, que es la imagen que queda y en cierta manera es injusto porque creo que el equipo se merecía seguir en la pelea y poder soñar. El fútbol es así, unas veces te perjudica y otras te beneficia, y en este caso salió cruz para nosotros. No hay nada que decir, aunque es inevitable que quede un mal sabor de boca por acabar así un año que fue muy bueno.

-Tampoco fue el mejor partido del equipo en casa...

-Es verdad que la eliminatoria fue muy igualada y que no estuvimos especialmente finos pero con los mismos méritos podíamos haber pasado perfectamente y ahora estaríamos hablando de otras sensaciones y de otra historia. Es eso lo que más me duele, que la sensación final de "fracaso", que es la que queda en la gente, es en cierta manera injusta porque no refrenda el trabajo que hizo mucha gente durante tantísimos meses. No hay que olvidar que hace un año el Avilés era un solar y con el esfuerzo de todos se hicieron cosas buenas e importantes para sentar unas bases de trabajo muy serio cara al futuro, por eso teníamos todos tantas ilusiones puestas en el play-off.

-¿Qué pensó cuando iba camino del punto de penalti?

-Iba confiado, sinceramente porque soy bastante tranquilo para eso y no me suelo poner nervioso. Durante la semana habíamos ensayado varias veces, los había tirado bien e iba confiado, con la cosa de meterlo. Quizás quise pegarle demasiado fuerte y se me fue un poco arriba, cinco centímetros más abajo habrían sido suficientes. Es una pena, insisto, porque había mucha gente ilusionada en el campo, la afición se había vuelto a enganchar un poco y yo creo que si hubiésemos pasado esta eliminatoria, el equipo iba a crecer mucho y todo sería diferente. Me fastidia mucho haber sido yo, pero bueno somos un equipo y todos ganamos y perdemos. Seguro que el próximo año, o en los sucesivos, se vivirá la otra cara de la moneda en el Suárez Puerta y habrá tiempo para disfrutarlo.

-Ya volvió al Suárez Puerta para recoger sus pertenencias y pasó cerca de la portería de la rotonda, ¿miró al larguero?

-La verdad que sí. Desde entonces le di muchas vueltas al lanzamiento y sobre la forma en que pude tirarlo, pero ya da igual las vueltas que le quieras dar. Salió así y no hay otra.

-¿Hizo méritos el equipo para pasar ronda?

-Insisto en que fue una eliminatoria muy igualada. Hay que ser objetivos y ver que ellos estuvieron muy bien en los dos partidos, y que a nosotros nos penalizaron pequeños detalles. Al final llegamos muy justitos a la prórroga porque teníamos a gente cansada y con problemas físicos. También hay que ver que me anularon un gol legal porque estaba dos metros por detrás de la defensa en el momento que golpea Marcos Torres. Habría sido el 2-0 y fue una jugada clave porque era un momento difícil para ellos porque nosotros estábamos muy bien y todo habría cambiado. Se equivocó el línea, como luego me equivoqué yo y después otros compañeros. Y tan mal como estoy yo seguro que están todos los que fallaron su penalti, pero hay que levantarse, pensar en el futuro y tomar decisiones. Nada más.

-La primera decisión fue renovar a Pablo Lago en el banquillo?

-Si, y para mi es un acierto total el continuar con el proyecto. Ahora hay que sentarse, analizar las muchas cosas buenas que se hicieron y planificar con tiempo la próxima temporada para superar las deficiencias que hayamos podido tener este año.

-¿Formará usted parte de ese nuevo proyecto?

-No lo sé, la verdad. En el Avilés nos trataron fenomenal, todo el mundo se desvivió para que estuviésemos cómodos desde que llegamos y el club ha sido cumplidor desde el primer día al último, pero tengo que plantearme las cosas de otra manera por mi situación personal y por supuesto por mi edad (39 años). Me queda un poco la espina del final porque en mi opinión no se cumplió el objetivo con el que vinimos, que era el ascenso, y tampoco conozco la intención del club, pero quizás sea el momento de plantearse las cosas. No quiero tomar decisiones en caliente, pero son muchos años y muchas guerras. Ya veremos lo que pasa porque también atrae mucho el proyecto del club, que cambió radicalmente respecto a la imagen que tenía hace un año y ahora todo el mundo quiere venir. Eso dice todo del trabajo que se está haciendo y hay que seguir en la misma línea.

-¿Qué balance hace de la temporada en general?

-Muy bueno. Está claro que todo es mejorable, pero por mi parte no hay ninguna queja en ningún sentido más allá, insisto, de la forma que acabó el año. En Miranda tuvimos buenas condiciones para entrenar, el Suárez Puerta es de lo mejorcito aunque en algunos momentos del año el césped no estuvo muy allá y la pena es que ahora iba a estar espectacular, como una alfombra hasta el final para ayudarnos, pero los resultados mandan y a estas alturas de la temporada a unos les toca reír y a otros llorar. El resumen es que fue un buen año, que disfrutamos todos porque había un buen vestuario y que estamos contentos de haber vuelto a enganchar un poco a la afición. Ojalá la próxima temporada se consiga el objetivo.