Hoy, a las doce de la mañana, se pone en marcha el cronómetro de la carrera Ultra Trail TransPyrenea. Se trata de la prueba más dura del mundo dentro de la modalidad "Non Stop" que atraviesa los Pirineos de Este a Oeste. Este año, entre los 300 participantes que tomarán la salida se encontrarán los asturianos Miguel Álvarez Pérez, de 53 años e integrante del Club de Montaña Ensidesa Gijón, y Fernando González Rodríguez, de 42 y perteneciente al Club Avientu Asturias.

Los dos experimentados corredores tratarán de atravesar los 866 kilómetros que les separarán de la meta antes de que el reloj marque las 400 horas que indican el final de la prueba. En esos 16 días sus piernas tendrán que recorrerse la cara norte francesa de los Pirineos, soportando un desnivel acumulado de 130.000 metros.

Fernando González cree que "no tiene sentido planificar demasiado la carrera porque no sabes cómo va a responder tu cuerpo". "Lo que vamos a planificar más seriamente son los cuatro primeros días, luego los acontecimientos y la condición física serán los que marquen la estrategia". Tienen pensado dormir unas cuatro o cinco horas por noche aunque todo dependerá de cuanto tarden en completar el objetivo del día: "El plan inicial es completar 80 kilómetros por día. La primera noche no tenemos pensado parar a dormir, después esperamos terminar el recorrido lo suficientemente rápido como para poder dormir cinco horas por noche. Lo principal es recorrer los kilómetros que nos marquemos cada día y que el cuerpo responda".

El reto que se han marcado los asturianos es conseguir terminar la carrera en doce días, aunque lo principal es llegar a meta: "Hablando con otros participantes, calculamos que completarán la carrera unas 30 personas. Si todo sale según lo previsto, nosotros estaremos entre ellos. A partir de ahí creo que estamos preparados para meternos entre los diez primeros".

A lo largo de todo el recorrido, que separa las localidades francesas de Le Perthus y Hendaya, la organización tendrá preparadas tres "Bases de Vida" que ayudarán a los corredores a completar su trayecto, además de los 22 puntos de control. Con esas tres bases no resulta suficiente para terminar el trayecto por lo que, tanto Miguel como Fernando, contarán con una furgoneta de apoyo que les proporcionará agua, comida, ropa y asistencia médica. De momento afirman que las sensaciones son buenas aunque Fernando González insiste en que nunca se sabe si el cuerpo va a responder bien: "Este tipo de pruebas tan duras son imposibles de preparar. La preparación física son los kilómetros que llevamos en las piernas con el paso de los años, no hay mucho más que entrenar. Lo más importante es controlar el aspecto psicológico, sabemos que lo vamos a pasar mal en muchos momentos pero hay que saber sobreponerse".

Si todo sale según lo previsto, el próximo 2 de agosto los dos corredores estarán de vuelta en Asturias con la satisfacción que supone completar la carrera más dura a la que se han enfrentado ambos.