El consejero delegado del Mallorca, Maheta Molango, pidió ayer perdón a los aficionados y asumió los errores cometidos a lo largo de temporada, pero descartó dimitir tras el descenso del equipo a Segunda B 36 años después. El Mallorca no militaba en la categoría de bronce del fútbol español desde 1981. Ha caído al pozo cuatro temporadas después de descender a Segunda y jugar 16 años seguidos en la máxima categoría, conquistar una Copa del Rey (2003), ser subcampeón de la Recopa de Europa (1999) y disputar la Liga de Campeones (2001). "Todo ha salido mal, no hay excusas. El compromiso de los propietarios es máximo, seguirán y afrontarán los pagos pendientes que garantizan la viabilidad del club", senaló Molango en rueda de prensa.