A falta de otros alicientes, el clásico nos dejó una muestra de lo que pueden ser los partidos de Primera División la próxima temporada con la implantación del VAR. La tecnología ayudará en algunos casos, tan claros como fueron varias jugadas del Barça-Madrid, pero en otros enredará y alargará aún más la polémica. Porque, en principio, el videoarbitraje no entrará en jugadas de fuera de juego tan justas que no se aclaran ni con las imágenes. Y, lo que introduce un nuevo elemento de conflicto, los árbitros que ayudarán al que está en el campo tendrán las mismas imágenes que los telespectadores. Es decir, que si la realización no repite una jugada que pueda ser conflictiva no habrá posibilidad de rectificación. Ocurrió, por ejemplo, con lo que pareció un piscinazo de Luis Suárez ante Keylor Navas. Sólo se pudo ver, desde un plano general y a velocidad real, en la transmisión en vivo. Ni una sola repetición para un lance en el que el Barça reclamó penalti y el Madrid tarjeta para el uruguayo. Así que, además de estar atentos a las designaciones arbitrales, tanto para los campos como para los estudios del VAR, habrá que empezar a conocer las filias y fobias de los realizadores televisivos.