La internacionalización como alternativa a la crisis interior y para asentar los cimientos del futuro empresarial. Los empresarios participantes en el último coloquio del ciclo "La Asturias que funciona", organizado por el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA y la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Oviedo, apostaron ayer por avanzar en la apertura al sector exterior como estrategia básica para las sociedades en pleno crecimiento. Jesús Álvarez Marcos, Avelino Suárez, Consuelo Busto y Javier González Canga alertaron de que Europa ha dejado de ser el centro de operaciones para las compañías asturianas y pidieron a los universitarios presentes en el acto que avancen en su formación con la idea de incorporarse a un mercado "tremendamente globalizado".

Llamamiento unánime a romper las fronteras empresariales. Los cuatro ponentes que ayer cerraron el ciclo "La Asturias que funciona", organizado por el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA y la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Oviedo, apostaron decididamente por internacionalizar el sector privado como alternativa a la crisis interna, pero también para sentar las bases ante un mercado globalizado "que estará marcado por la pérdida de peso de Europa en favor de otras zonas geográficas". "Las reglas de juego han cambiado y no queda otra opción que adaptarse", coincidieron Jesús Álvarez Marcos, responsable de Dana Software; Avelino Suárez, presidente de Impulso; Consuelo Busto, gerente de Sidra Mayador, y Javier González Canga, director de Desarrollo y Estrategias de Duro Felguera, representantes de sociedades que supieron reiventarse para no quedarse en el camino.

"Para lanzarse al mercado exterior es necesario tener una visión clara de lo que queremos, un enfoque de futuro, conocer nuestras fortalezas y debilidades, y ser capaces incluso de crear necesidades que el cliente no ha detectado", indicó Jesús Álvarez Marcos, encargado de abrir el coloquio en el Aula Magna de la Facultad de Economía y Empresa, completamente desbordada por los casi 400 asistentes que presenciaron la charla, moderada por Esteban García-Canal, catedrático de Organización de Empresas. El fundador de Dana Software, empresa dedicada al suministro de programas informáticos para medios de comunicación, incidió en que los emprendedores deben ser capaces de levantarse tras las inevitables caídas. "Ser vendedor no es algo que decidí desde un primer momento. Me hice por necesidad, por casualidad y por mi forma de ser", señaló, tras relatar sus inicios como profesor de clases particulares, a domicilio y en academias, para costearse parte de los estudios en la Escuela de Ingenierios de Minas.

En este centro académico tomó contacto con la informática en 1979, durante la realización de unas prácticas con el único ordenador que tenía por entonces la Universidad. "Me gustó y me lancé a este mundo", comentó. Poco después, montó su primera empresa, con dos empleados y dedicada a diseñar programas de gestión. Paso previo a la fundación, con tres compañeros de la Escuela de Minas, de otra sociedad dedicada a las estructuras lineales (carreteras, ferrocarriles...), que echó a andar con una inversión inicial de 12 millones de pesetas. "Una mala gestión nos metió en numerosas deudas y decidí abandonar el proyecto", prosiguió.

Pero Álvarez Marcos no desistió y, en poco tiempo, se convirtió, durante dos años y medio, en el jefe de proyecto de NCR para la instalación de programas informáticos en los cajeros de Cajastur. Tras una etapa de transición, inició una nueva aventura empresarial y diseñó un programa especializado para ordenar los anuncios por palabras de LA NUEVA ESPAÑA. Su trampolín hacia la puesta en marcha de un software para gestionar la publicidad y la distribución en numerosos medios.

No obstante, el mercado nacional pronto se quedó pequeño y optó por lanzarse a Portugal y Latinoamérica, de la mano de otra compañía española, que finalmente absorbió. "A día de hoy, estamos perfectamente situados al otro lado del Atlántico, donde trabajos con periódicos, radios y televisiones de primer nivel", dijo. "Lo hacemos de acuerdo a unos valores fundamentales: respeto a la competencia y trato leal con los clientes", señaló, como elementos básicos para la actividad empresarial. "Y con el propósito de no depender de los bancos ni de las subvenciones, sino a base de la autofinanciación", concluyó.

Avelino Suárez también tuvo que superar muchas piedras en el camino antes de conseguir el éxito exterior con Impulso Industrial Alternativo, la consultora de ingeniería y arquitectura que preside desde hace más de tres décadas, con unos 150 empleados. Este emprendedor convencido compaginó sus estudios en la Escuela Técnica de Minas de Mieres con su trabajo en una empresa del sector y fundó su primera compañía en 1974. Una experiencia que apenas duró seis años, cuando suspendió pagos y quedó abocada al cierre por liquidación. "Fueron momentos muy duros, porque por entonces se tendía a sospechar del empresario que recurría a estos procedimientos", subrayó.

La recuperación fue rápida. En pocos meses, logró que Impulso echara a andar gracias a la colaboración de su esposa y, en un tiempo récord, se hizo con una parte importante del mercado nacional. "El secreto no es hacer lo que te gusta, sino hacer que te guste lo que tienes que hacer", comentó. "En un principio, faltaba trabajo y dinero, pero el tesón nos hizo salir adelante", añadió. Actualmente, la empresa factura 15 millones de euros y está presente en países tan diversos como Colombia, Kenia, Perú, Israel, Suiza, Angola, Guinea Ecuatorial, Kenia o Costa de Marfil.

Suárez aprovechó su charla ante los universitarios para citar los pilares que, a su juicio, deben sostener cualquier proyecto emprendedor. "Lo más importante es la gente. Es imprescindible cuidar el ambiente laboral de una empresa para favorecer el trabajo en equipo. Porque, sin eso, no es posible asegurar elevados índices de productividad", subrayó. "Además, es necesario apostar por la innovación, por los cambios", prosiguió. "Y es fundamental lanzarse a la internacionalización y a las alianzas estratégicas con socios de otros países", remató. En esta línea, alabó los viajes institucionales organizados por el Principado con representantes del sector privado. "Nunca entendí por qué hay quien los critica. A mí me han servido de mucho", dijo. "Europa ha dejado de escribir la historia del mundo. Si me pedís un consejo, os diré que África es el futuro", advirtió. "Salid fuera porque tenéis el conocimiento, que es lo más importante", remató.

La ineludible apertura al exterior de las empresas solventes monopolizó también el discurso de Consuelo Busto, que heredó de su padre Manuel la gestión de Sidra El Mayador, con sede en Villaviciosa. "Los momentos de crisis nos han servido siempre para crecer", señaló la gerente de la sociedad, con orígenes en un lagar fundado en 1939. "En los años sesenta pusimos en marcha la variedad espumosa, lo que nos permitió dar el gran salto a toda España", destacó. Apenas dos décadas después, su negocio en el extranjero se había consolidado, propiciando la fuerte inversión realizada en 2000 para la puesta en funcionamiento de unas nuevas instalaciones con la última tecnología.

Sin embargo, tres ejercicios después, la crisis del sector desembocó en una bajada de precios que puso contra las cuerdas la capacidad de crecimiento de El Mayador. "Quedarnos parados hubiera sido muy peligroso. Por eso, decidimos buscar nuevos caminos", relató Busto. La compañía creó un departamento de exportación y basó su estrategia en conseguir certificados de calidad, válidos para conseguir la aceptación en mercados completamente diferentes al europeo. "Descubrimos lo importante que era diferenciarnos y, desde entonces, nos propusimos sacar un producto o un sabor nuevo cada año". Ahora, la sociedad cuenta con presencia en 65 países, donde ejecuta el 60 por ciento de sus ventas. "El único truco de nuestro avance es seguir luchando cada día como si fuera el primero, de acuerdo a unos criterios de austeridad", subrayó. "Porque la Economía, no deja de ser la ciencia de cercenar los gastos superfluos", remató.

El paradigma de la renovación empresarial llegó de la mano del director de Estrategia de Duro Felguera, creada hace 155 años, dedicada durante décadas al sector metalúrgico y a la fabricación de bienes de equipo y convertida ahora en una ingeniería especializada en EPC (proyectos llave en mano), orientada a la construcción por todo el mundo de grandes infraestructuras, como regasificadoras, térmicas de ciclo combinado, instalaciones logísticas, portuarias... "Nuestra profunda transformación se ejemplifica en un dato: hace treinta años, todas nuestras ventas se hacían en España. Ahora, todas se hacen fuera", afirmó Javier González Canga. "Nuestros grandes accionistas son asturianos, pero los clientes están lejos", añadió.

El ejecutivo indicó con crudeza que "el mundo de los negocios ya no está aquí, sino fuera". "Tenemos que entender esta nueva realidad para movernos con acierto. Y tenemos también que saber que el éxito no es un estado o una meta, sino un proceso de tensión permanente", subrayó. "Las empresas, a día de hoy, son difusas, no están en ningún sitio y deben estar en todos. Cada departamento comercial está en un lugar. Hay que estar preparado para coger las maletas", concluyó.

González Canga ofreció además un listado de componentes que deben guiar la actuación de "una compañía global" como Duro Felguera, con cientos de trabajadores. "Tenemos que estar dispuestos a la movilidad geográfica, hay que vivir en el mundo, donde sea", dijo. "También estamos obligados a adaptarnos a otras culturas. Hablar inglés es cosa del pasado. El problema ahora es saber negociar en inglés, que no es lo mismo", continuó. "Y debemos contar con una formación permanente, con una orientación a los resultados porque, o sales a ganar, o mejor no sales", indicó. Por último, aconsejó "vender confianza cumpliendo con los compromisos adquiridos". "Ahora bien, uno de los requisitos que nunca puede fallar es poner pasión en todo lo que uno hace", finalizó, ante un público entregado a los conferenciantes.