El tsunami tecnológico que se avecina puede llevarse por delante a muchas compañías. La alarma la lanzaron ayer en Oviedo varios empresarios asturianos que están tratando de subirse a esa ola y que advirtieron de que muchos empleados tendrán que reciclarse continuamente. En las fábricas del futuro las máquinas estarán interconectadas y todos los datos estarán subidos a la nube, según el análisis que hicieron ayer las compañías que participaron en el "Cloud Summit", unas jornadas organizadas por Seresco y Gigas. Durante el evento, el director general de la patronal FADE, Alberto González, alertó de que "éste es un asunto que da vértigo, pero sólo hay un camino: o la empresa se digitaliza o muere".

En este cambio de era, aseguró González, "las empresas asturiana no van retrasadas", pero tampoco adelantadas. La industria es uno de los sectores que más se están preparando para esta mudanza tecnológica. La directora del Idepa, Eva Pando, explicó que su organismo trabaja en un programa para poner en contacto a grandes empresas que ejerzan de tractoras (Hiasa, EDP, Química del Nalón, Arcelor, Thyssenkrupp, Aciturri y Alsa) y que colaborarán con compañías emergentes (las llamadas "start ups") para desarrollar de forma conjunta proyectos vinculados con la innovación. "La idea", añadió, "es trazar nuestro propio camino hacia la industria 4.0".

¿Cómo será el futuro? A esa pregunta trató de dar respuesta el delegado de coordinación y estrategia universitaria de la Universidad de Oviedo, Xabiel García Pañeda. El docente aseguró que habrá fábricas en las que las máquinas estén conectadas entre sí, los robots serán los que hagan los trabajos peligrosos, y sistemas inteligentes que serán capaces de anteponerse a las necesidades de producción. "Son temas que cambiarán nuestra vida. El mercado laboral se va a transformar, será diferente, habrá oficios nuevos, y todo esto no será gratis, al principio habrá que hacer grandes inversiones y habrá gente que se quede fuera", señaló Xabiel García.

En las diversas mesas redondas de estas jornadas quedaron patentes las preocupaciones de los empresarios asturianos por estos cambios y sus efectos. Los costes, apuntó Alberto González, tendrán un papel capital a la hora de que la empresa decida digitalizarse o no. "La preparación de los trabajadores va a ser diferente, habrá puestos que tengan que transformarse", señaló el coordinador del cluster "MetalIndustry4", que coordina la patronal asturiana del metal, Femetal. Un ejemplo de esa transformación, señaló Diego Cabezudo, directivo de Gigas, es que "nosotros hemos buscado perfiles muy especializados, pero no los encontramos". El director del Colegio de Ingenieros Informáticos (COIIPA), José García, señaló que habrá una alta demanda de informáticos en el futuro, pero añadió que habrá que ver si las empresas asturianas pueden presentarles proyectos atractivos.

Otro problema con el que se están encontrando las compañías es con la resistencia al cambio de algunos clientes. Así lo aseguró Radisbunda López, directora técnica del Consorcio de Transportes. "Hay oposición al cambio, pero es una necesidad para ser productivos", señaló Manuel Busto, director de Seresco.

En otro de los debates, moderado por el jefe de sección de Oviedo de LA NUEVA ESPAÑA, Álvaro Faes, varias compañías (Caja Rural, E2000 y Los Álamos, junto con el ITMA) pusieron de relieve la necesidad de perder el miedo a subir información empresarial a la nube.