La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La Asturias que innova

Gioconda enciende la luz en el concurso

Profesionales asturianos desarrollan un software que agiliza la gestión y aporta transparencia en los procesos de insolvencias empresariales

Carlos Caicoya, a la izquierda, y su socio Abel García Tamargo. LUISMA MURIAS

Más de 49.000 empresas españolas, entre ellas cerca de 900 asturianas, entraron en los últimos ocho años en concurso de acreedores, el procedimiento que desde 2004 sustituyó al de las antiguas suspensiones de pagos y declaraciones de quiebra. La crisis puso de ese modo a prueba la consistencia de un mecanismo concebido en teoría para que los acreedores puedan cobrar y también para procurar la supervivencia del negocio. En este último objetivo se ha fracasado (el 95% de las compañías concursadas acaban en liquidación), y por lo común la reparación, generalmente parcial, de las deudas llega después de tramitaciones tediosas, costosas y con frecuencia opacas. Profesionales asturianos dedicados a la gestión de concursos han visto en las nuevas tecnologías una oportunidad de aligerar esos problemas y de hacer negocio a la vez. Ese es el germen de Gioconda, un software promovido desde Asturias y que, subrayan sus creadores, ha aportado luz en un procedimiento caracterizado por un déficit endémico de transparencia.

Gioconda es el nombre que Carlos Caicoya Cecchini, abogado ovetense, y Abel García Tamargo, programador informático, pusieron a un negocio que en su versión larga se llama Gestión Integral On-line de Concursos de Acreedores. De manera resumida, se trata de un conjunto de herramientas telemáticas que actúan como asistentes de los administradores concursales y que también dan servicio a los acreedores que resultan afectados por las insolvencias de sus clientes.

Años atrás, explica Caicoya, era frecuente ver a administradores como él mismo (gestores nombrados por los jueces para las empresas en crisis) transportando al juzgado grandes maletas llenas de documentación, particularmente la relativa a las comunicaciones que deben realizar los acreedores para acreditar las deudas pendientes de cobro. A partir de 2011, las notificaciones por correo electrónico sustituyeron a las maletas. Se redujo el peso, pero aparecieron otros problemas técnicos (pérdida de mails, duplicidades, saturación de bandejas de entrada...). "Me surgió entonces la idea de crear una plataforma que permitiera a los acreedores comunicar sus créditos a través de mi web, lo que simplificaba mucho su trabajo y el mío", relata Caicoya.

Ahí nació la colaboración con Abel Tamargo. Después vino el apoyo financiero de dos inversores (el asturiano Pedro Sainz de Baranda y Jaime Bergel Sainz de Baranda). "El programa llegó mucho más lejos de lo que inicialmente pensábamos, pasando a ser una herramienta que permite a los acreedores acceder a la información del proceso, favoreciendo la transparencia en un procedimiento tan complejo y opaco", añade el abogado.

Gioconda, cuyas primeras versiones operativas son de 2014, se ha convertido desde entonces en "la única herramienta de España con capacidad de gestionar todo el concurso, de principio a fin, incluidas las subastas on-line de los activos, permitiendo a los acreedores estar informados de todo lo que ocurre".

En estos años, añade el jurista y empresario, el software ha sido adquirido por despachos regionales, nacionales e internacionales. Doscientos administradores de todo el país gestionan concursos con esta herramienta, a la que también tienen acceso más de 18.000 acreedores con un pasivo total reconocido de 2.000 millones de euros. En la fase de liquidación a la que conducen la inmensa mayoría de los concursos en España, Gioconda ha subastado en estos años bienes por valor de 24,26 millones de euros: desde pisos o camiones hasta un millón de euros en abrigos de visón, en este último caso por encargo de los administradores de una empresa textil en quiebra. Lo último ha sido activar la mayor subasta celebrada en Asturias de viviendas procedentes de una inmobiliaria en liquidación: 120 pisos de Asproast en Corvera.

Compartir el artículo

stats