Eloy MÉNDEZ

Los vecinos del barrio de La Calzada tienen su propia solución para eliminar buena parte del tránsito de camiones hacia El Musel que dificulta, día sí y día también, la circulación por el cruce de Cuatro Caminos. La receta que proponen es derivar este flujo hacia los accesos al puerto desde Aboño. De esta forma, persiguen reducir los niveles de contaminación ambiental y acústica que soporta la zona y reducir los riesgos que supone para los peatones el incumplimiento de los límites de velocidad por parte de algunos conductores. «Está claro que muchos de los tráileres que pasan por Cuatro Caminos podrían llegar a El Musel por los otros accesos», señala Teresa Prada, presidenta de la Asociación de Vecinos de La Calzada y de la Federación de Asociaciones (FAV) de la ciudad.

Una opinión que comparten algunos de los comerciantes de la zona, como Máximo Villar, que regenta una pequeña ferretería. «Los camiones pasan muchas veces a más velocidad porque, posiblemente, sus empresas les obligan a realizar un determinado número de viajes al día», señala. Por eso, «van por el camino más corto que, en muchas ocasiones, es atravesar La Calzada». Para Villar, el remedio consistiría en «que utilizaran otras rutas que, aunque fueran un poco más largas, nos ahorrarían muchos inconvenientes a los que vivimos y trabajamos en este barrio».

Las obras de ampliación de El Musel y el incremento de contenedores que mueve la dársena gijonesa hicieron incrementar en 17.900 el número de camiones que circulan hacia el puerto en tan sólo un año. Una realidad que ha hecho empeorar la situación en Cuatro Caminos. «Lo notamos mucho, sólo hace falta detenerse diez segundos en el cruce para ver cómo pasan cinco o seis camiones», explica Flor Ruiz, vecina de la avenida de la Argentina, que denuncia también «los ruidos y el caos» que provoca este continuo ir y venir.

En este sentido, la presidenta vecinal pide también comprensión a los afectados. «Estamos en una zona rodeada de industria y es lógico que, en parte, padezcamos sus consecuencias». Aún así, también exige cierto compromiso por parte de los camioneros. «Deben ser conscientes de que pasan por un lugar donde reside mucha gente y otra mucha tiene negocios», dice. Y considera que la colocación de un «fotorrojo» -radar que vigila que los vehículos no se salten un semáforo cerrado- ha sido un acierto por parte del Ayuntamiento. «Estoy convencida de que obligará a muchos conductores a reducir la velocidad», sostiene.

Según la Autoridad Portuaria, buena parte del tráfico de camiones hacia El Musel se realiza ya a través de las entradas a la terminal desde Aboño, aunque los responsables de El Musel también sostienen que es «inevitable» que muchos tengan que hacerlo desde la avenida del Príncipe de Asturias. En la mayoría de los casos, estos camiones proceden de polígonos industriales de Tremañes y del sur de la ciudad o de los accesos que existen desde la autopista «Y» al barrio de La Calzada. «Si todo el mundo pone algo de su parte, está claro que el problema podría reducirse», asegura Teresa Prada, que también pide la colaboración de todos los vecinos para «buscar soluciones».

Los datos

Un total de 262.350 camiones accedieron el año pasado a El Musel, según recoge la memoria de la Autoridad Portuaria. Esto supone un incremento de 17.900 vehículos pesados con respecto al anterior ejercicio.

Las quejas

Los vecinos y comerciantes denuncian el ruido y la contaminación que provoca el continuo tránsito de tráileres por Cuatro Caminos. Además, se quejan de que muchos conductores no cumplen las normas de circulación y suponen un peligro para los peatones.

La propuesta

La presidenta de la Asociación de Vecinos de La Calzada considera que si, parte de este flujo se canalizara a través de los accesos de Aboño, se reducirían notablemente las continuas molestias que padecen los residentes y autónomos de esta zona del barrio.

«Los camioneros deberían ser conscientes de que pasan por un lugar habitado»

<Teresa Prada >

Presidenta de la FAV