J. M. CEINOS

En la Dirección General de Tráfico (DGT) tienen claro que «la línea de futuro no es el incremento de la velocidad, es al contrario, el descenso». Así lo manifestó ayer en Gijón Anna Ferrer, licenciada en Ciencias de la Educación, ex directora del Plan Municipal de Seguridad Vial de Barcelona, su ciudad natal, y desde septiembre de 2004 directora del Observatorio Nacional de Seguridad Vial y subdirectora de la DGT.

Anna Ferrer también calificó como una «leyenda urbana» que en las autopistas de Alemania no exista límite de velocidad: «Teóricamente es libre la velocidad, pero en la práctica no es cierto; no hay más de un veinte por ciento de las vías libres», aseguró, y la tendencia política, al menos en la socialdemocracia alemana, «es limitar la velocidad como en el resto de los países», afirmó la subdirectora de la DGT.

Además de limitar más la velocidad de los vehículos, Anna Ferrer aseguró, poco antes de pronunciar una charla titulada «Estrategias para la seguridad vial urbana» en el Centro de Cultura Antiguo Instituto, que «las medidas coercitivas dan resultado», y que dos son las cosas que «tienen que ir juntas: la información con la vigilancia y la disciplina, que es lo que consolida el cambio de comportamiento» de los conductores.

En este sentido, la puesta en marcha del carné por puntos «no lo tenemos que ver como un castigo, al contrario, es el que nos ayudó a salvar 2.400 vidas cada año, que se dice muy rápido», explicó la subdirectora de la DGT, que vino a Gijón invitada para participar en las actividades de la «Semana europea de la movilidad».

Tras destacar Anna Ferrer que «llevamos cinco años mejor, después de que el perfil de la accidentalidad tuviera una subida muy fuerte a final de los años ochenta, una bajada importante a principios de los noventa, una estabilidad hasta 2003 y otro descenso a partir de ese año», atribuyó el descenso de los accidentes y de las muertes en la carretera «a distintas medidas», especialmente «el permiso por puntos, que ha ayudado al ciudadano a saber los comportamientos más seguros: no beber con la conducción, disminuir la velocidad, usar el casco y el cinturón».

Precisamente usar el cinturón y el casco «es fundamental en la zona urbana», afirmó Anna Ferrer, ya que «tienen una eficacia segura y comprobada a escasa velocidad», aunque, matizó, «a 120 kilómetros por hora, a veces, no tienen ese resultado».

Respecto a los accidentes mortales entre los motoristas, Ferrer explicó que «está disminuyendo el número de muertes», aunque el fuerte incremento registrado especialmente en el año 2007 lo achacó «al aumento de la movilidad y la potencia de las máquinas», mientras que de los guardarraíles o quitamiedos dijo que «no son el gran enemigo de los motoristas», puesto que el 18 por ciento de los accidentes mortales entre motoristas se producen en tramos con quitamiedos.

Y después de considerar a Gijón como «una ciudad, en muchas cosas, modelo en España y va en la línea de vanguardia», enumerando las zonas con limitación de velocidad a 30 kilómetros por hora, el balizamiento de los pasos de peatones o el «fotorrojo», que «muy pocas ciudades lo tienen», la subdirectora de la Dirección General de Tráfico sentenció: «El sistema debe proteger al más vulnerable, que es el peatón», y por ello «la ciudad no es para el coche, es para el peatón».