J. L. ARGÜELLES

J. L. A.

La globalización de la economía implica movimientos de mercancías cada vez más largos y complejos, pero también una mayor eficiencia para abaratar costes y reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2), uno de los gases contaminantes. Son las bases de una revolución en marcha, alentada por ejemplo desde la Comisión Europea (CE), que han introducido cambios sustanciales en el transporte y la logística. Quien no tome las posiciones adecuadas en estos sectores estratégicos está condenado a una línea secundaria en las próximas décadas. Hay razones para esperar que ése no será el caso del Principado, según coinciden en señalar empresas y técnicos, para quienes la ampliación de El Musel, la variante de Pajares y la ZALIA (Zona de Actividades Logísticas e Industriales de Asturias) pueden tener un papel determinante para que una comunidad aislada tradicionalmente por sus deficientes comunicaciones se enganche al vehículo del futuro.

Y es que el buque y el ferrocarril están llamados, si se sigue la letra del nuevo discurso de transportes europeo, a adquirir mucho mayor protagonismo. La intermodalidad, o lo que es lo mismo, la conjunción eficiente de varios medios (barco, tren, camión, avión), se ha convertido en un concepto de moda; la palabra se escucha aquí y allá como si hiciera referencia a una panacea, el gran remedio para reducir gastos, descongestionar carreteras y recortar las emisiones contaminantes. «Algo hay que hacer», aseguró ayer Ramón Madera, ex director general de Hunosa y moderador del debate que organizó la asociación Compromiso Asturias XXI, en El Musel, para analizar el presente y el futuro del transporte y la logística en el Principado. El parque móvil mundial pasará de 650 millones a 3.000 millones de vehículos en los próximos años. Y otro dato preocupante: el transporte produce casi el 30 por ciento de las emisiones de CO2 de Europa.

«La movilidad de personas y mercancías es la base de la Unión Europea (UE) y es algo a lo que no podemos renunciar; el reto está en lograr un transporte sostenible», aseguró Vicente Luque, ex funcionario de la CE, donde trabajó en asuntos relacionados con el carbón, la energía y el transporte. A su juicio, es evidente que «se va hacia una protección mayor del ferrocarril y el buque». «Los transportes por carretera continuarán, pero no crecerán. Recordó que cruzan cada día los pasos pirenaicos entre diez mil y doce mil camiones. Es una de las razones del acuerdo entre los Gobierno de España y Francia para subvencionar, con el visto bueno de la CE, la autopista del mar que unirá El Musel con Nantes.

«Asturias tiene una gran oportunidad de integración a través de El Musel», subrayó el también ingeniero, para quien es necesario habilitar un corredor de mercancías, a través de la variante de Pajares, que una la terminal gijonesa con Madrid, que es la gran plataforma de distribución logística española. «Tenemos la infraestructura, pero hay que buscar operadores para integrar los tramos marítimos y terrestres. Y añadió: «Cuando España presentó el proyecto de la variante de Pajares, la UE puso la condición de que fuese para un tráfico mixto, de viajeros y mercancías».

Fernando Menéndez Rexach, presidente de El Musel, defendió la ampliación de la principal dársena asturiana como «una oportunidad para Asturias y el noroeste español». El superpuerto costará 715,6 millones de euros. «La movilidad es fundamental, y si falta el nodo portuario se está jugando en un siglo pasado». Pidió paciencia para quienes consideran que la obra al pie del cabo Torres, que duplicará la actual capacidad portuaria, es un dispendio inútil para las necesidades asturianas: «Dará sus frutos en el futuro». El objetivo es hacer de la dársena, asociada a la ZALIA, una gran plataforma logística del suroeste europeo. Y no sólo para atender a las grandes empresas, sino también a las pymes, que pueden conectar desde Gijón con otros 250 puertos internacionales. Recordó que la terminal es ya el puerto español con mayores movimientos por ferrocarril, y subrayó su apuesta por la «excelencia».

Manuel Parrondo, director territorial de Alsa, compañía líder en el sector del transporte de viajeros por carretera, sorprendió ayer en el debate organizado por Compromiso Asturias XXI con una denuncia sobre el estado de la estación de autobuses de Gijón, en la calle Llanes: «Es un caso insólito en España».

El directivo aseguró que no hay ninguna ciudad con más de cincuenta mil habitantes que tenga unas instalaciones como las gijonesas, consideradas obsoletas hace tiempo. Fueron remodeladas tras el derrumbe que sufrieron en julio de 2002, un siniestro que provocó varios heridos. Gijón al Norte tiene en marcha un proyecto para el soterramiento parcial de la barrera ferroviaria y la construcción de una estación intermodal semisoterrada, en la que la central de autobuses se hará en la primera planta.

Parrondo también reivindicó un carril exclusivo para autobuses, o «plataforma reservada», en la autopista «Y». En esa demanda coincidió con Carlos González Lozano, director del Consorcio de Transportes de Asturias: «Apoyamos el proyecto de un tercer carril».

El directivo de Alsa aprovechó su intervención para defender el transporte de viajeros por carretera, que calificó como «el más eficiente». También hizo resaltar su discrepancia por la política de subvenciones públicas al ferrocarril. Esas ayudas suponen, a su juicio, una nítida «discriminación» que deja a las empresas privadas de autobuses en desventaja. Señaló que FEVE recibió en 2008 88 millones en fondos públicos. También se refirió a la crisis económica y a la subida del paro, que «está haciendo daño a nuestro sector». «En otros lugares hay financiación, porque si no se subvenciona estos servicios de transporte al viajero, no se utilizarán», explicó. Mostró el apoyo de su empresa al Consorcio de Transportes de Asturias y abogó por la adopción de «medidas impopulares» para restringir el uso del vehículo privado.