R. G.

El delegado del Gobierno en Asturias, Antonio Trevín, volvió ayer a regalarles los oídos a los funcionarios de la Comisaría de Gijón, al asegurar que «son la punta de lanza de toda la Policía». No parece sólo una frase halagadora. Según los datos estadísticos, la ciudad está a la cabeza en cuanto a resolución de casos delictivos (con un índice del 65,1 por ciento). Trevín asegura que Asturias es «una comunidad segura» en la que se realiza un buen trabajo policial: «Gozamos de un buen nivel de cohesión social, sobre todo en esta ciudad de Gijón, en la que la Policía tiene muy buena relación con todas las asociaciones y además hemos invertido en seguridad pública».

En 2009 Asturias fue la región de España con un mejor índice de seguridad, al alcanzar los delitos el índice de 26,1 por cada 1.000 habitantes. Un trabajo que, en palabras de Trevín, «no se conseguiría si no se contara con la ayuda de los 650 agentes del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil que ejercen sus funciones en Asturias». El Delegado aprovechó además su intervención para felicitar a los encargados de llevar a cabo la exposición del Museo de la Policía, «porque contribuye a mejorar la imagen del cuerpo entre los ciudadanos». «Podemos estar orgullosos de nuestro Cuerpo Nacional de Policía y de sus agentes», concluyó el delegado del Gobierno, ayer, tras inaugurar oficialmente el particular museo.

Pero las declaraciones de Trevín tuvieron ayer la postilla de los representantes sindicales de la Comisaría de Gijón, que mostraron una opinión totalmente contraria sobre la situación de los agentes en la ciudad. El Sindicato Unificado de Policía (SUP) y la Unión Federal de Policía (UFP) sostienen que «desde la llegada del actual jefe de la Comisaría se ha incrementado la presión laboral sobre los policías con respecto a la obtención de resultados estadísticos», y denuncian «una escalada de identificaciones» que no atiende al criterio policial. A esto, añaden, se suman «nombramientos realizados a dedo» y «la apertura de expedientes disciplinarios que parece obedecer a técnicas de motivación». Todo esto ha derivado, en palabras de los sindicalistas, «en un mal clima laboral» y en las protestas de los trabajadores, que ya llegaron a protagonizar una manifestación para denunciar la situación.