C. JIMÉNEZ

Las previsiones se cumplieron y en la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón iniciaron ayer el curso de Bolonia con problemas de aforo en las aulas. No es que se hayan quedado pequeñas las instalaciones del macrocentro de Viesques, sino que la distribución de grupos que se les asignó por parte del Vicerrectorado de Ordenación Académica resulta bastante escasa, a la vista del aluvión de matrículas de las últimas semanas. Ayer, a las dos de la tarde, eran 993 alumnos entre los siete grados de Ingeniería. Con la asignación de grupos actual (10 para teoría, desdoblados en 71 para prácticas de laboratorio) resulta difícil cumplir los principios de Bolonia, y en el equipo directivo han saltado las alarmas. Tanto, que han llegado a plantearse establecer númerus clausus.

Según las cifras actuales, a expensas de un nuevo incremento hasta el cierre del período de matrícula mañana, miércoles, el número de alumnos en las clases de teoría es de 96, frente a los 80 previstos por el Rectorado. En las prácticas de aula son 48, frente a los 35 señalados en un principio, y en los grupos de prácticas de laboratorio la ratio se eleva a 14, cuando tenían que ser 10 o 12 como máximo. «Es necesario un incremento del número de grupos», sostiene el subdirector de centros, Hilario López, quien aclara, no obstante, que la suya no es una crítica negativa hacia el Rectorado, sino una reivindicación basada en datos objetivos para garantizar la calidad en la docencia. De no asignárseles esos recursos, la dirección planteará formalmente que se ponga un límite de admisión para los grados de Ingeniería. López reconoce que las previsiones de matrícula que se enviaron a la Agencia de Evaluación y Acreditación de la Calidad eran «artificialmente a la baja». Aquel documento señalaba que serían 770 alumnos en el primer curso de los siete grados de Ingeniería, pese a que el año pasado fueron 830 alumnos de primero.

El subdirector de la Politécnica coincide con el resto del equipo directivo y docentes del centro en que ese repunte en las matrículas responde a varias razones. Por un lado, la crisis, que ha devuelto la confianza de buena parte de la población en la formación superior, pero también ese cálculo a la baja sobre los datos remitidos a la ANECA. Además, el cambio de alumnos de los viejos planes de estudios al sistema Bolonia también ha repercutido en el aluvión de matrículas de primero.

En la Facultad de Comercio, Turismo y Ciencias Sociales de la Laboral sus tres pilares para este curso siguen siendo la elevada oferta de prácticas (con más de 500 convenios con empresas), las relaciones internacionales (son el segundo centro de la Universidad que más alumnos extranjeros recibe y el tercero que más envía fuera) y los idiomas. Es precisamente en este último aspecto en el que realizarán mayor hincapié con los alumnos que a partir de hoy, martes, iniciarán la docencia de los grados de Comercio, Turismo, Gestión y Administración Pública o Trabajo Social, que podrán cursar hasta seis asignaturas íntegramente en inglés. «Nuestra intención es llegar a titulaciones bilingües», confirmó el decano, Rafael Pérez Lorenzo.