C. JIMÉNEZ

«De la Universidad es de donde tienen que salir las soluciones a los problemas que tenemos», sostiene Pablo Álvarez Meana, gijonés de 21 años y estudiante brillante donde los haya, con el mejor expediente de la Universidad de Oviedo en el curso 2009-2010. Treinta matrículas de honor y un sobresaliente avalan su intachable trayectoria académica, pero también los tres premios de la Fundación José Riera (concedidos por el Ayuntamiento de Gijón en 2009, 2010 y 2011) y el premio extraordinario fin de carrera de la diplomatura de Gestión y Administración Pública. Y precisamente porque confía en los valores de la calidad y la excelencia académica ha decidido incorporarse al itinerario para la obtención del título de grado en Gestión y Administración Pública (el equivalente a una licenciatura). «No me resigno a pensar que las cosas no se pueden cambiar. Mi vocación y pasión es la gobernanza pública y las personas deben hacer aquello que les gusta, pero para ello hace falta una buena preparación, las ganas, la voluntad y el arrojo necesarios», confirma el joven, confiado en que «la vida y el destino» le coloquen en el escenario con el que siempre ha soñado y deseado: la política. Él milita en las filas del PP desde los 16 años.

Desde las aulas universitarias, afirma Pablo Álvarez Meana, se puede poner fin a la crisis económica, moral y educativa que acecha nuestro país. «España está al borde del abismo más terrorífico y de la quiebra y la bancarrota», advierte, haciendo suyas las palabras del economista y profesor de la Universidad de Nueva York Nouriel Roubini. En lo económico, la solución pasa por «volver a la senda de la disciplina y de la rigurosidad presupuestaria con una agenda de reformas estructurales», apunta. En el aspecto educativo, Álvarez Meana insta a emprender una serie de cambios fundamentales: «Un sistema educativo de calidad y excelencia es el motor de una economía competitiva y propiciaría una auténtica igualdad», subraya. Para lograr ese objetivo, hace falta reformar tanto el Bachillerato actual como la Educación Secundaria. A su juicio, en este momento existe «un fracaso vestido de igualitarismo que nos condena a la eterna ignorancia». En un Estado en el que «no se valora el esfuerzo», alcanzando ya «los niveles de exigencia más bajos de la historia», es más necesario que nunca «premiar al que rinde y logra los mejores resultados».

En su caso, la clave para lograr la excelencia académica pasar por «ser constante y perseverante». De su etapa en la Universidad lo que más le ha gustado es la implantación de los exámenes orales, rememora el joven. Aunque es un convencido de los objetivos y la filosofía de Bolonia, piensa que tal y como se están desarrollando los acontecimientos, con aulas masificadas y estudiantes superados por la evaluación continua, «ha sido un auténtico y estrepitoso fracaso». Por ello, juzga relevante que el Consejo de Ministros «busque un nuevo rumbo para la Universidad española de acuerdo con el resto de socios europeos». Pablo se confiesa optimista y confía en que el próximo presidente del Gobierno lo aborde. Arranca aquí su tercera receta: cómo vencer la crisis moral y política de todo un país. «En política sólo pueden estar los mejores y yo me he formado para ello», confirma. Pues bien, con el ánimo de profundizar en el buen arte de hacer política ha optado por preparar su proyecto fin de grado sobre «El transfuguismo en España como atentado a la representatividad democrática», dirigido por la profesora Mónica Álvarez Fernández, doctora en Economía y «uno de los mayores portentos del Derecho Administrativo en España», sostiene el joven, que pretende buscar con su proyecto una solución jurídica a todos aquellos cargos públicos que no abandonan sus puestos al separarse de los partidos que los presentaron como candidatos. Su objetivo: que su planteamiento se traduzca en una proposición de ley para evitar que se repitan casos como el de Benidorm, donde sus ciudadanos tienen un gobierno que no han votado, recuerda Pablo. «Es un hecho gravísimo y un atentado a la representatividad política», agrega.

En un momento en el que la mayoría de los partidos se encuentra en pleno proceso de elaboración de sus respectivas listas electorales, este diplomado en Gestión y Administración Pública ha querido dar respuesta a uno de los problemas de actualidad en la vida política. En este punto, Pablo vuelve de nuevo a la educación e insiste en que en el actual Gobierno de la nación hay tres ministros sin formación universitaria. «Eso no se debe permitir. Hay que hacer una criba para acceder a puestos de responsabilidad». Su referente en Asturias es Isabel Pérez-Espinosa, «una mujer joven, preparada, con experiencia y guapa», frente al «estrepitoso fracaso de la política educativa liderada por Areces y el presunto corrupto, el ex consejero José Luis Iglesias Riopedre».

Pero más allá de siglas políticas, lo que Álvarez Meana ansía es superar la inercia de la resignación en la que viven instalados muchos jóvenes. «Hay que convencer a la gente de que el futuro se construye desde el presente», arguye. Sin embargo, «los años de estudio son más de juerga y fiesta», reflexiona el joven. «Salvo determinadas personas motivadas por buscar unos resultados, lo que reina es el pasotismo», se lamenta el alumno con el mejor expediente de la Universidad de Oviedo el pasado curso académico.