Los turistas que disfruten de las bondades de la ciudad durante la próxima Semana Santa podrán llevarse de recuerdo a su casa una foto entre las cinco «letronas» que conforman la palabra Gijón en el nuevo emblema escultórico de la ciudad. Una foto con el entorno de Cimavilla, el puerto deportivo o, incluso, el balneario de fondo panorámico, según el ángulo que seleccione el fotógrafo y la posición que elija el modelo. Es más que probable que no haya que esperar hasta la Semana Santa para hacer realidad esa nueva imagen de Gijón, que también será un aliciente para todos los vecinos de la ciudad, porque las obras previas a la instalación de la escultura ya han comenzado en el entorno de los Jardines de la Reina.

Allí han decidido los propios gijoneses, a través de una consulta popular realizada por el Ayuntamiento en su página web, que se instale la imagen promocional con el nombre de su ciudad. Los Jardines de la Reina vencieron sobre otras ubicaciones como la explanada de Poniente ante el Acuario, la plaza del Marqués, el cerro de Santa Catalina o el Náutico. Todos espacios en los que Gijón se define como una ciudad que mira al mar. No fueron ajenos a este certamen de ideas espacios más alejados de las rutas turísticas habituales como el parque de Los Pericones o el puente del Piles. Incluso hubo internautas que apostaron por la Puerta la Villa, el paseo de Begoña o la plaza del Instituto (Parchís).

Este nuevo emblema de ciudad consiste en una escultura fabricada con letras de acero macizo de tres metros de alto. Cada una de las piezas que representan la marca de ciudad, y que lucen el color rojo característico de Gijón, tiene 25 centímetros de grosor y más de dos toneladas de peso en su conjunto. Los técnicos han seguido un proceso de fabricación sin soldadura.

La conversión de la palabra Gijón en una referencia escultórica se ha realizado gracias al trabajo de varias empresas de la ciudad integradas dentro de la Federación de Empresarios del Metal y Afines del Principado de Asturias (Femetal), que asumieron como propia una iniciativa del gobierno municipal que les transmitió la propia alcaldesa, Paz Fernández Felgueroso. Así, la escultura expresa el interés de la ciudad por encontrar en su nueva imagen turística una de sus señas de identidad sin perder la reivindicación de su valía como ciudad industrial.