R. GARCÍA

El «botellón» se extiende. Los jóvenes que beben en la calle ya no sólo establecen como puntos de encuentro lugares tan consolidados dentro de la «movida nocturna» de la ciudad como el parque de Isabel la Católica o la calle Marqués de San Esteban. La propia Alcaldesa de la ciudad, Carmen Moriyón, hizo referencia hace días al desplazamiento del fenómeno citando, por ejemplo, la fuente La Piquera en Jove como una de las zonas que más preocupación despierta entre los vecinos. Pero hay más. El control policial y los cambios en las costumbres han hecho que los jóvenes conviertan lugares como la Plaza de La República en El Coto o el parque de La Serena en El Llano en sus particulares bares al aire libre. Los vecinos quieren soluciones.

La educación cívica y el control efectivo de horarios nocturnos en los bares se establecen como puntos básicos en la particular hoja de ruta que han marcado los representantes vecinales gijoneses para evitar que la noche «se desmadre» y se produzcan violentos sucesos, como el que le costó la vida al avilesino que fue brutalmente agredido por tres menores hace tres fines de semana en Fomento. Tita Caravera, presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos (FAV), mantiene que es necesario «abrir un debate que incluya a todos» y en el que «se trate el problema desde todos los ámbitos».

Los vecinos esperan poder reunirse con el gobierno local en apenas unos días. «La situación ha cambiado», reflexiona Soledad Lafuente, presidenta de Somió, «y tenemos que evitar que continúe la expansión de la fiesta». La suciedad, el ruido y los destrozos no sólo se pueden solucionar, en palabras de los vecinos, con presencia policial. «En cuanto se dan la vuelta los agentes todo vuelve otra vez a estar como estaba», argumenta José Baragaño desde la asociación de vecinos de Jove.

El Ayuntamiento aumentó la presencia de la Policía Local en las zonas más conflictivas de la movida gijonesa hace dos semanas. A pesar de la mejora que supone incrementar la presencia de agentes, Carmen Duarte, presidenta de la Asociación de Vecinos de El Llano, cree que hay que ir más allá: «Aquí en nuestro barrio el problema viene de la mano de las bandas latinas que tienen que entender que el espacio público es de todos y que no se puede ocupar una plaza para beber alcohol un domingo por la mañana».

La normativa antibotellón que ya prepara la concejalía de Seguridad Ciudadana y que podría estar lista, tal y como avanzó Moriyón, a finales de diciembre, es una de las medidas en las que más expectativas han puesto los vecinos. Aunque con algunas reservas. «¿Qué se va a hacer con las sidrerías y terrazas?» se preguntan algunos. El Ayuntamiento de la ciudad ya avanzó hace meses el modelo en el que se van a fijar los responsables de la elaboración de la norma: el que está vigente en Bilbao. En esta localidad vasca los agentes de la Policía Local tienen posibilidad de multar a quienes consuman alcohol en la calle excepto en los lugares en los que está permitida la bebida. Las multas, eso sí, se pueden sustituir por trabajos en beneficio de la comunidad.

Las reivindicaciones vecinales no acaban ahí. Soledad Lafuente pone el acento, además, en la necesidad de «controlar el horario de cierres de bares». Un punto de vista compartido por los sindicatos del Cuerpo Nacional de Policía. Los portavoces de los trabajadores de la Comisaría argumentan que «poco o nada se puede hacer si no se cumplen las normas que faciliten la convivencia».