La terminal de graneles sólidos, EBHISA, requiere inversiones del orden de 20 millones de euros para garantizar la plena operatividad en su ubicación actual, el muelle Marcelino León. Ésa es la conclusión a la que llegaron ya en 2010 directivos de la Autoridad Portuaria de Gijón y de la propia EBHISA, tras asumir la inviabilidad económica de trasladar la gran terminal de graneles sólidos al nuevo muelle Norte, en la zona de ampliación portuaria. Esas inversiones aún no se han acometido.

La ampliación portuaria se diseñó inicialmente con el objeto de alojar la principal terminal de graneles sólidos del puerto. Un propósito que a la postre se truncó ante el rechazo del principal cliente de EBHISA, Arcelor-Mittal, a asumir el incremento de tarifas, en la descarga portuaria de sus materias primas, que originaría ese traslado para sufragar los 150 a 200 millones de euros que costaría habilitar una moderna terminal granelera en el muelle Norte. En 2010 Arcelor-Mittal se ofreció a costear un estudio sobre el traslado de la instalación, que la Autoridad Portuaria encargó a Atic Services Group y que concluyó que el cambio era inviable económicamente.

Las inversiones que requeriría EBHISA para garantizar su plena operatividad afectan a dos de sus tres grúas-pórtico y al sistema de cintas para evacuar el carbón y el mineral de hierro que descarga de los buques.

La terminal granelera cuenta con tres grúas-pórtico de 50 toneladas de capacidad. Los planes iniciales de la Autoridad Portuaria pasaban por el traslado al nuevo muelle Norte de una de esas grúas, la más moderna, adquirida a Duro Felguera en 1999 y la compra de otras dos nuevas de 75 toneladas. Los dos pórticos más antiguos, que hicieron las primeras pruebas de descarga en 1990 y comenzaron a operar en abril de 1991, hace casi 21 años se preveían vender. Ante esa perspectiva, el mantenimiento que se les aplicó fue el imprescindible para garantizar el trabajo en condiciones seguras. Ahora, ambas grúas precisan la reposición de algunas de sus partes desgastadas por el uso: piezas de los motores eléctricos que ya han cumplido holgadamente sus ciclos de uso, cambios de cableado eléctrico y partes de la estructura debido a la fatiga de materiales son algunas de las mejoras que precisan ambos pórticos.

En cuanto al sistema de cintas para evacuar el mineral, éstas requieren también cambios de piezas por el desgaste y, sobre todo, modernizarlas para adecuarlas a las nuevas normativas medioambientales y de seguridad fijadas en los últimos años tanto por el Ministerio de Industria como por directivas de la Unión Europea. En cuanto los requisitos medioambientales, destaca el carenado completo del sistema de cintas, esto es, que estén cubiertas en todo su recorrido para evitar la contaminación difusa provocada por el polvo del mineral que transportan. Esta inversión no se acometió en su día ante la previsión de instalar un nuevo sistema de cintas en el muelle Norte de la ampliación.

La comisión técnica que estudió en el año 2010 las necesidades de EBHISA tras fracasar el plan para emplazar la gran terminal granelera portuaria en los muelles de la ampliación de El Musel, estuvo integrada por tres directivos de la Autoridad Portuaria y por otros tres de EBHISA. A algunas de las reuniones también acudieron técnicos de menor rango en la terminal granelera para explicar la situación de las instalaciones en sus respectivos campos de responsabilidad.