Pablo TUÑÓN

«Por fin. Ya era hora». Los vecinos y comerciantes de la avenida de Castilla y alrededores ya se habían olvidado de lo que significaba tener todo el vial abierto al tráfico. Tras más de dos años de obras y continuos retrasos, los coches ya pueden transitar por la zona con normalidad, después de que los operarios retirasen ayer al mediodía las vallas que impedían el paso.

«Esto es una maravilla. Por fin. Era un rollo pasar por aquí», señala Rosa Touris, vecina de La Arena, que hasta ayer tenía que dar un rodeo para llegar a su casa con el automóvil. «Ha sido demasiado tiempo de obras y si fuese comerciante, ya hace tiempo que me habría manifestado contra el Ayuntamiento por haber permitido esto», añade Touris, que se alegra «enormemente» por no haber comprado una plaza del parking, que todavía está sin terminar. La obra de construcción del aparcamiento subterráneo, con la consiguiente remodelación de la avenida, tenía un plazo de 18 meses. Pero acumuló un retraso ante los problemas económicos de Ceyd, empresa concesionaria, que aseguró además que encontró «problemas en la fase de cimentación», por lo que solicitó una prórroga. Más de dos años después se ha terminado el trabajo en superficie, ante la presión recibida en el Ayuntamiento por parte de comerciantes y vecinos. El tramo entre Emilio Tuya y Rufo García Rendueles recuperaba ayer el tráfico, algo que el gobierno local de Foro, que heredó el problema del retraso en los trabajos en el vial, había anunciado primero para las Navidades y después para el pasado 15 de febrero. Finalmente fue ayer, 22 de febrero, el día de la reapertura al tráfico. Sin embargo, en el tramo entre las calles Emilio Tuya y Manso está sin terminar la acera del lado del parque de Isabel la Católica y uno de los carriles de la calzada permanece cerrado a los coches.

«Es una alegría. La calle ha quedado más o menos bien, aunque se forman algunos charcos. Pero qué se le va a hacer», dice un hostelero, que asegura haber hecho un 60% menos de caja con la calle cerrada. «A ver si la gente vuelve a pasar poco a poco, porque ya se había acostumbrado a ir por otras calles», añade el hostelero, que pide una compensación económica para los negocios afectados, aunque no confía en que se la den. Lo mismo solicita el dueño de calzados Lloren's en un cartel colgado de su escaparate, que recuerda los 761 días transcurridos desde que empezasen las obras.

Ayer algunos curiosos se paraban a mirar el tráfico de la avenida, como Carlos García, que se acercó a inspeccionar el carril bici de la acera del parque, al que le falta un pequeño tramo por abrir, al ser un ciclista urbano habitual. «Pensaba que lo iban a terminar todo. Nos falta un trozo, pero espero que terminen todo en un par de meses», señalaba García, mientras que Pablo González, vecino de la zona de la plaza de toros, también encontraba un buen motivo para congratularse de la noticia. «Menos mal. Era un poco incómodo dar una vuelta para llegar a casa», explicaba. Lo cierto es que llevaba tiempo esperando la reapertura al tráfico. «Dos años para arreglar una calle me parecen demasiado», señalaba. Sin embargo, al contrario que otros, no ve mal que hayan quitado las plazas de aparcamiento en superficie. «Me parece mejor que quede para una zona de paseo», opina. Pero las plazas del parking subterráneo que supuestamente cubrirán la demanda de aparcamiento de los residentes todavía deberán esperar más tiempo para que sus adquirentes las puedan ocupar.