M. CASTRO

La renuncia de Arcelor-Mittal a construir unas nuevas baterías de coque en su factoría de Veriña agravará a medio plazo la complicada situación que atraviesa la terminal de graneles sólidos de El Musel, EBHISA. La terminal granelera, que Puertos del Estado quiere venderle a la propia Arcelor, se halla en una delicada situación financiera tras acumular tres años seguidos con la descarga de menos de 11 millones de toneladas, frente a los 15 y 16 millones de años precedentes. Con la eliminación de las baterías de coque en Gijón, se perderán otras 910.000 toneladas anuales de hulla (las necesarias para producir las 700.000 toneladas de coque que habrían tenido de capacidad).

Las nuevas baterías de coque tendrían que haberse comenzado a construir ya para estar operativas en 2014, reemplazando a las que actualmente tiene Arcelor en Veriña, que producen a un tercio de su capacidad por su mal estado. Arcelor va a achatarrar las viejas baterías, que aún producirán hasta 2014 según la empresa, pero que a juicio de los sindicatos difícilmente llegarán a fin de año (su vida útil acabó en 2007), al haber decidido la multinacional no invertir en su mantenimiento.

Las baterías actuales están produciendo 500.000 toneladas al año de coque, menos de un tercio de su capacidad. Esto representa la importación por El Musel de 660.000 toneladas de hulla. En cuanto cierren, la importación de buena parte de este mineral dejará de ser necesario, si bien no tiene por qué ser todo, dado que paralelamente podrían reabrirse las dos baterías de Avilés que permanecen actualmente sin actividad. Más relevante es la renuncia a una inversión de futuro como la construcción de las nuevas baterías de Gijón, tanto por lo que representa para la siderurgia integral asturiana como porque su construcción implicaría una vocación de recuperar los volúmenes tradicionales de producción de coque en Asturias, gran parte del cual se destinaba a la exportación.

Al golpe que para la recuperación de EBHISA representa la renuncia a las baterías de coque se une la reducción de producción de arrabio que tendrá lugar a partir de agosto, tras anunciar Arcelor que o bien no arrancará el horno alto que va a reparar o bien lo arrancará pero bajará la producción de sus dos hornos asturianos.