Después de 26 años con una tortuga marina disecada en casa, que se trajo de Santo Domingo, un vecino de Gijón tendrá que pagar una multa de al menos 500 euros por contrabando, al tratarse de un ejemplar de una especie protegida, que le ha sido incautado por la Guardia Civil.

La Guardia Civil decomisó el pasado jueves esa tortuga disecada de carey, que su propietario intentaba vender por Internet por 225 euros. La había comprado durante su luna de miel en el país caribeño, hace 26 años, donde es fácil encontrar este tipo de "recuerdos".

La tortuga disecada, de la especie Eretmochelys Imbricata, de la familia Cheloniidae, se encuentra incluida desde 1977 en el Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies de Fauna y Flora Silvestre Amenazadas y en el reglamento 338/97 del Consejo de Europa relativo a la protección de especies de fauna y flora silvestres mediante el control de su comercio.

El anunciante carecía del documento que en el país de origen deberían haber expedido para autorizar la posesión del ejemplar, pese a lo que en ningún caso podría ser comercializado. Según indicó el poseedor de la tortuga, la había traído en una maleta en su viaje de novios a la República Dominicana hace 26 años.

El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) entregó el animal disecado en el servicio de aduanas, al tratarse de contrabando. La multa a la que se enfrenta el antiguo dueño del ejemplar oscilará entre el valor del decomiso y el 150% de su valor, con un mínimo de 500 euros. La valoración del ejemplar disecado la realizará el servicio de aduanas.