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Mano asturiana para el mundial perruno

Sara Pérez, experta en exhibición de perros, representará a España en el Certamen Internacional Canino de Birmingham, el más prestigioso del sector

Sara Pérez posa con "Dante". JUAN PLAZA

Las mascotas están acostumbradas a acompañar a sus dueños en sus momentos de asueto pero hay quien opta por intercambiar los roles y postrarse al servicio de los animales. Un ejemplo es Sara Pérez, de 16 años y natural de Corvera, que representará a España en un certamen internacional canino en Birmingham, el 12 de marzo, como "handler", es decir, ejerciendo el arte de exhibir a los perros en competición.

La afición se la inculcó su padre, Antonio, con quien comparte presencia en la Sociedad Canina de Asturias, con sede en Gijón, ciudad en la que logró el primer puesto, en el apartado de raza, junto a su perro "Dante", un "schnauzer" miniatura negro y plata de cinco años, al que entrenó su padre. Sus caminos se cruzaron ya con el terreno allanado. Fue por casualidad, salvando las reticencias de Sara a la invitación que su padre le reiteró en varias ocasiones para que se animara a presentar a "Dante" ante los jueces, en la categoría de juveniles. "A raíz de ese día, cuando tenía trece años, le dije a mi padre que nunca más lo volvería a sacar él. Ahora los perros son mi vida y me han dado todos los triunfos que he tenido", sostiene Sara, que ha recogido el testigo de su predecesor y ya intenta conformar la dupla perfecta con "Petrus", un cachorro, de la misma raza que "Dante", al que "le gustan las salchichas" como premio en su adiestramiento.

En el listado de condecoraciones se incluyen dos galardones relevantes, obtenidos en Talavera de la Reina y Madrid. En la capital reservó su pasaporte para Birmingham, triunfando en la 87º. Exposición Internacional Canina de Primavera, que organiza la Real Sociedad Canina de España, y a la que accedió por invitación de la entidad tras ganar, también, el certamen de Talavera de la Reina. Así, tras alcanzar en Madrid el primer puesto como "handler" logró el billete para participar en "Crufts", la cita canina más relevante a nivel mundial que se celebra en la ciudad inglesa desde 1891.

A Inglaterra irá a ciegas y estará sola ante el peligro aunque arropada por una hinchada asturiana que viajará para animarla. No sabe aun con qué perro participará en el certamen. Tan sólo media hora antes conocerá a su compañero en pista. Ese es el tiempo que tiene Sara para hacerse con la confianza y el manejo del cuadrúpedo que completará el binomio. "Intentaré hacerme amiga de él con chuches", asegura entre risas. Lo ideal para un buen resultado -y lo que espera- es poder departir con los dueños del perro que exhibirá para saber "qué le gusta y si tiene miedo a movimientos bruscos, también ver cómo se mueve para coger la velocidad exacta y posarlo para saber si tengo que estar muy pendiente de su pose en el ring o no", explica. A partir de ahí se pone en manos de las directrices del jurado.

La regla básica durante su faena en pista es que los jueces siempre tienen que ver al perro. "No puedes interponerte ni tapar la visión del jurado. Para ello hay que realizar distintos cambios de mano con la correa, en función de dónde esté la persona que evalúe", explica. A partir de ahí se requiere una gran destreza para seguir las pruebas que determinarán la capacidad del "handler". "Lo normal es hacer un ir y venir pero luego lo complican, te indican que hagas figuras paseando al perro como un triángulo o un círculo. Ahí son imprescindibles los cambios de correa de mano y debes demostrar que eres capaz de ello pero sin obstaculizar la visión", relata. A partir de esta prueba el juez intercambiará los canes entre sus exhibidores para comprobar si el manejo es igual de apto con otras razas y, a continuación, seleccionará a los diez mejores a quienes les devolverá sus perros iniciales para una vez más "dibujar una figura en el ring". De ahí salen ya los tres primeros puestos.

Pero una vestimenta adecuada también es recomendable para realzar la figura del can. Los modales a la hora de interactuar con el evaluador también suman en la puntuación. Incluso enseñar los dientes del perro que, por orden, se debe hacer abriendo primero la parte delantera para que vea la mordida y después los premolares. "Quiero pasarlo bien, tener una gran experiencia y si gano, mejor. Haber llegado allí es un triunfo", afirma Sara. Una idea que comparte su padre. "Es para disfrutar. Ella sabe que el día que derrame una lágrima se acabó", matiza Antonio.

La conformación de esta disciplina no permite más que convertirlo en una afición. Si ganas solo hay prestigio sin ningún rédito económico. En el hipotético caso de apostar por el mundo canino con fines lucrativos se antojan dos opciones. O bien que te contraten para pasear otros perros en concursos o bien con la monta de ejemplares preciados. Cuanto más prestigio y más premios, más demanda consigue un can para producir descendencia. Pero Sara, a sus 16 años, busca orientar su futuro hacia la informática, el diseño gráfico o el inglés y dejar en segundo plano, como afición para el disfrute, sus dotes como "handler". Acompañada, eso sí, por "Dante" y "Petrus".

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