"Los que le conocimos sabemos qué corazón tenía", señaló ayer el párroco de San Pedro de Manuel Carlos Muñoz Vegas, jefe de Obras Públicas del Ayuntamiento que falleció accidentalmente el pasado domingo cuando pescaba en el río Sella. Un corazón nacido en Cataluña pero que eligió quedarse para siempre en Asturias. Tras el funeral, sus restos fueron incinerados en el tanatorio de Cabueñes y las cenizas se esparcirán en un lugar de Gijón, tal como era su voluntad.

Así lo expresaron sus hermanos, Juan Ramón y Heriberto, durante el funeral: "No te olvidaremos nunca, te querremos siempre. Asturias es tu patria querida y paraíso natural, por eso estarás aquí el resto de tu tiempo. Gracias por haber sido tan noble".

Manolo Muñiz, como lo conocían sus amigos, era el jefe del Servicio de Obras Públicas del Ayuntamiento de Gijón. Ingeniero de caminos procedente de Sabadell, llegó a la ciudad en 1999 para participar en la obra de la ronda sur y se quedó tras ganar una oposición municipal, ascendiendo posteriormente al cargo que ahora ocupaba. "Llegaste en 1999 a Gijón para ejercer la profesión. Nunca antes habías estado aquí y no conocías a nadie. Desde el primer momento te encantó esta tierra y aunque estabas lejos de Sabadell, siempre estabas cerca. Hoy te despedimos en tu tierra, en tu paraíso", añadieron los hermanos.

La fatalidad que se llevó por delante, con 44 años, al ingeniero arraigado en Gijón fue destacada por el párroco de San Pedro, Javier Gómez Cuesta, quien señaló que "existe la mala suerte, la vida no es fácil; un infortunio que a veces no tiene consecuencias, otras acaba en tragedia, como acabó esta", segando la vida de una persona joven, un infortunio que también le toca en lo personal al sacerdote, que compartía con el difunto tertulia en el Club de Regatas, junto a Manuel Arrieta, Fernando Landa, Guillermo Quirós, Fernando Alba, Coti Meana, Rafael Carroquino, Perico Lantero, Pedro López Ferrer, Justino Martín y Antonio Martínez, este último, el más allegado a Manolo Muñoz.

El sacerdote tuvo palabras de consuelo para la madre y los dos hermanos del fallecido y también para su compañera sentimental, Tania Parada, con la que compartía la vida desde hace ocho años. "No te marchas sin nuestro cariño, sentimos mucho tu muerte y dejas entre nosotros un vacío muy grande", agregó el párroco , quien recordó que "él ponía siempre su nota de humor" en las conversaciones y definió su carácter como una "mezcla de simpatía y responsabilidad; era un buen profesional".

Entre los asistentes al sepelio estuvieron la alcaldesa, Carmen Moriyón, los concejales José María Pérez, Manuel Arrieta y Esteban Aparicio; los exediles Rafael Felgueroso y Jesús Morales, además de numerosos funcionarios. De su labor en la administración, el sacerdote destacó que "los funcionarios públicos trabajan por el bien común y eso es un motivo más para agradecérselo", tras haberle dado gracias por su vida "con hondura; la tristeza y el dolor no es como el vuestro, pero también es grande; era un buen amigo", indicó Gómez Cuesta a la familia.