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Algunos andarines y dos ciclistas cojos

Del gijonés que caminaba tres veces al día de Gijón a Oviedo sin cansarse y otras historias de gran recorrido

Algunos andarines y dos ciclistas cojos

Hace relativamente pocos años era noticia un andarín asturiano llamado Lisardo Díaz Lobo, "El Correcaminos Solidario" lo llamaban, que por ejemplo caminó la Ruta de la Plata entre Sevilla y Gijón, 900 kilómetros, en once días. Nos informa de sus hazañas LA NUEVA ESPAÑA, el día 11 de junio de 2008. Por otra parte, en noviembre de 2009, un zamorano llamado José Luis Posado hizo corriendo el trayecto entre su ciudad natal y la cumbre asturiana del Angliru. Tardó 35 horas y 45 minutos en completar 256 kilómetros.

Vamos un siglo para atrás donde en Gijón era famoso "El Roxu el Andarín". No nos consta ninguna hazaña por la que se haya hecho acreedor del apelativo ese gijonés al que suponemos muy caminante y además pelirrojo. Pero sí sabemos algo de él. Su profesión era la de marinero y en la prensa local figuran, al menos, dos anécdotas de este andarín. En el año 1902 trabajaba en la empresa del naviero Emilio Olavaría. Al morir "don Emilio" la empresa decidió premiar con un dinero al primer niño o niña que, hijo de un trabajador, se le pusiera el nombre del empresario, Emilio o Emilia. "El Noroeste" nos cuenta que la esposa del andarín pelirrojo, Concepción Sánchez, dio a luz a "Emilita García Sánchez, número catorce de los vástagos de la pareja". Además la madrina fue Elvira González del Río, viuda de Óscar Olavarría.

Este roxu heredó el apodo de su padre, Tomás García Moro "El Andarín de Gijón". Algo escribieron Pachín de Melás y Fabriciano González, Fabricio, sobre este andarín. Por ejemplo que trabajaba en la fábrica de Tabacos, y que Tomás era el encargado de llevar correspondencia desde Gijón a Oviedo "usando el coche de San Fernando". Dice Pachín de Melás en "La Prensa" del 23 de julio de 1935 que él mismo había conocido de niño, en el año 1890, a ese andarín: "Un día Tomás fue tres veces a Oviedo sin que al final mostrara cansancio alguno; el andarín de Gijón murió hace años a los 85 años".

A Gijón, caminando, llegaba gente que llamaba la atención. Sin ir más lejos a mediados de noviembre de 1929 asombró un viajero, al que la prensa llamaba "glober-trotter" siendo su gracia la de Maximino Bahamonde Pando, que paseó por la ciudad mostrando una larga melena inusual en la época. Este Maximino, un vagabundo sin más, fue detenido por la policía de Gijón acusado de portar armas de fuego y en vez de ser llevado al "cuartón" quedó ingresado en el Hospital de la Caridad al encontrase enfermo.

Antes que Maximino, bastante antes, en el año 1908, llegó a Gijón un inglés que se llamaba míster George Stratis. Este míster Stratis venía, caminando, desde Oviedo, y por lo visto, era hombre de gran cultura, licenciado en Derecho, y a su paso por la capital había aprovechado para dar una conferencia en la Universidad de Oviedo, y en Gijón habló en el Casino de la Unión. Este andarín, "que habla catorce idiomas incluido el español", lo era por una apuesta y llevaba caminados 85.000 kilómetros, le faltaban 250 kilómetros para ganarla. Había salido de San Petersburgo el 15 de marzo de 1897 y seguía andando. En Vigo se había enamorado de una joven española y se había casado con ella.

Y antes aún que Stratis visitó Gijón Francisco Mata, un natural de Calatorao (Zaragoza) que vino caminando desde Oviedo (en dos horas y media, decía la prensa) en agosto de 1905 y que solicitó al alcalde, tras su caminata, recorrer parte de la ciudad de Gijón. Mata caminó, despertando admiración, en el entorno de El Humedal durante hora y media y "sin que se notase el menor síntoma de cansancio, recorrió cerca de 19 kilómetros".

Visitó la redacción de "El Noroeste", en enero de 1909, otro andarín apellidado Boneff que había sido director de un periódico rumano. Este Boneff andaba por España camino de África y lo hacía con su esposa y con su hijo recién nacido. "Bienvenido y feliz viaje", le deseaba el periódico a ese glober-trotter que "sin dinero" recorría el mundo desde ocho años antes. Le faltaban otros tantos para terminar.

Caminando también se hicieron famosos tres gijoneses, en el año de 1933. Luciano Fernández y los hermanos Bernardino e Ismael García decidieron dar la vuelta a España a pie durante cinco meses y lo consiguieron. Partieron en julio y el día 19 de diciembre hicieron la entrada, en olor de multitudes, en El Molinón donde se iba a disputar el encuentro Sporting-Coruña y a la prensa contaban las anécdotas surgidas durante los 4.500 kilómetros de caminata. Por ejemplo, en la playa del Sablón, en Llanes, salvaron a una niña de perecer ahogada; en Irún, Bernardino cayó enfermo y tuvieron que descansar todos durante dos días; en Sevilla se vieron involucrados en una reyerta o lo sucedido en Valdepeñas cuando fueron arrollados por una moto. Los "globerstrotters gijoneses" fueron unos héroes locales durante días y considerados como unos forzudos, como unos súper hombres, y en la última etapa Oviedo-Gijón fueron acompañados en su caminar por docenas de ciclistas. El diario "El Carbayón", del 17 de diciembre de 1933, da cuenta de estas hazañas incluyendo una fotografía de los andarines en la última página.

Y un andarín más cercano en el tiempo fue un montañés llamado José Pérez Orbaneja. Este hombre, que en el año 1952 vivía en Gijón, en El Llano, pero que era natural de Cantabria, contaba en una entrevista que había sido un activo andarín y que tres años antes, en 1949, había dado la vuelta a España andando en trece meses. Aseguraba que caminaba la asombrosa distancia de doscientos kilómetros al día. La entrevista a José Pérez Orbaneja se puede leer en el diario gijonés "Voluntad", del 25 de septiembre de 1952.

Terminamos con dos ciclistas. Con la fotografía que ilustra esta página de míticos de Gijón nos ahorramos explicaciones. A mitad de julio de 1958 aparecen por Gijón Pablo Serrano, de 41 años, y Fernando Palencia, de 25 años, a los que les faltaba una pierna que sustituían por una de palo. A uno, la derecha; y a otro, la izquierda. Los mutilados eran madrileños, de oficio zapateros los dos, y recorrían el país en bicicleta por una promesa. Repetimos, pedaleando con una sola pierna. En efecto, así aparecen en la imagen, con sus bicicletas y cada uno con una sola pierna. Estaban en Gijón pero el año anterior habían hecho la ruta Madrid-París-Roma, había visitado Fátima y Lourdes, y en la capital italiana habían sido recibidos por el Papa.

¿Otros andarines que visitaron Gijón? Uno, el aragonés Manuel Navarro a quien llamaban "El Sevilla". En noviembre de 1888 dio andando a buen paso un buen número de vueltas al ruedo de la plaza toros de El Bibio, recién inaugurada, compitiendo con un caballo; y en agosto de 1897 un andarín de nombre Vicente Caviedes caminó la calle Corrida, arriba y abajo, sesenta veces en un tiempo de media hora. De este último, decía con humor la prensa, "no seduce el espectáculo por lo ameno, pero es soportable por lo barato".

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