Espadas, lanzas, escudos, varas, cuchillos? todo vale si está en juego el honor. Guerreros de otra época se enfrentaron ayer en el ferial, mano a mano, con un único objetivo: salvaguardar la vida pero sobre todo la honra. Ataviados acorde al medievo y a golpe de tambores, los contendientes lograron retrasar el tiempo y trasladar a los asistentes siglos atrás.

"Nos dedicamos básicamente a pelear", se presentan los luchadores del grupo "Hijos del Lobo" antes de iniciar la pugna. Por parejas, se sumergen en una lucha intensa y tan realista que hacía dudar a los que se encontraban alrededor. Algunos de los presentes comenta incrédulo: "No se golpean de verdad, son coreografías", algo que los guerreros no tardaron en desmentir: "Como podéis ver no son pasos fijados previamente, peleamos de verdad". Para dar mayor verosimilitud y ser fieles al guión de la historia, los personajes lucían incluso pinturas de guerra.

La música de los tambores y el violín junto con los alaridos de dolor y victoria de los luchadores trasladaron a los asistentes a épocas remotas. La gestualización, las armas y las frases como "¡Mátalo!" o "¡Queremos sangre!" sumaban realismo a la escena. Los visitantes se mostraban impactados con el naturalismo de lo que estaban presenciando y la actuación mantuvo notable audiencia durante toda la representación.

El jefe de los guerreros iba comentando las hazañas de sus combatientes y destapó algunas de las claves para vencer en la pelea: "Hay que buscar los huecos", explica. El momento álgido de la representación llega al salir al escenario de combate una mujer. Tal y como explicaron, la cultura medieval repudiaba la lucha femenina y no se permitía a las mujeres acudir al frente. "Algunas de ellas practicaban a escondidas", explicó el narrador. Tan es así, que una chica entró en combate, contra un hombre. Él, armado con una espada y un escudo ; y ella con una larga vara consiguió desarmar a su oponente, demostrando que "las mujeres son guerreras". Hasta un niño del público fue animado a participar en la riña, defendiéndose con una vara.

A lo largo de la representación tampoco faltó un toque reivindicativo y desde el grupo de luchadores alentaron a la audiencia a especializarse en técnicas defensivas pues "tal y como están las cosas, pronto nos lanzaremos al bosque y tenemos que saber cómo sobrevivir", argumenta el personaje que se dirige de palabra a los espectadores.

Así culminó una tarde de armas tomar en Metrópoli, en una lid donde los vencedores fueron tan aplaudidos como los vencidos.